El viaje de los camiones de las emociones
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, existía un lugar mágico donde todas las emociones de las personas se almacenaban en coloridos camiones.
Había un camión rojo para la alegría, un camión azul para la tristeza, un camión amarillo para el miedo, un camión verde para la tranquilidad y un camión rosa para el amor. Cada mañana, los camiones salían del depósito de emociones para repartir sus sentimientos por todo el pueblo.
Un día, algo inesperado sucedió: los camiones se confundieron y cada uno tomó el camino equivocado. La alegría se encontraba en el camino de la tristeza, el miedo se extravió en la tranquilidad y el amor se desvió hacia la ira.
La confusión reinaba en el pueblo, la gente no entendía por qué se sentía triste cuando debía estar alegre, asustada cuando debía estar tranquila, y llena de ira cuando debía sentir amor.
Los habitantes del pueblo no sabían cómo solucionar el problema, hasta que apareció Clara, una niña curiosa y valiente. -Qué extraño, hoy me desperté sintiéndome muy asustada cuando ayer estaba contenta, algo no está bien en el pueblo, pensó Clara. Decidió emprender un viaje por las montañas para encontrar a los camiones extraviados.
En su travesía, se enfrentó a desafíos y superó obstáculos, pero finalmente logró hallar a los camiones. Con ingenio y amabilidad, convenció a los camiones de intercambiar sus rutas y regresar al depósito.
El pueblo volvió a la normalidad, cada emoción en su lugar correcto. Clara se convirtió en la heroína del pueblo y aprendió que todas las emociones son importantes, y es necesario expresarlas de manera adecuada.
Desde aquel día, los camiones de las emociones nunca volvieron a confundirse, y la gente aprendió a manejar sus sentimientos con sabiduría y comprensión.
FIN.