El viaje de los colores
En un lejano reino llamado Arcoíris, vivían seis colores muy especiales. Rojo, Amarillo, Azul, Verde, Naranja y Violeta. Cada color tenía su propia personalidad y juntos formaban un arcoíris que iluminaba el cielo cada vez que llovía.
Pero un día, los colores empezaron a discutir sobre quién era el color más importante.
Rojo decía que el sol siempre le daba protagonismo, Amarillo afirmaba que era el color de la felicidad, Azul se jactaba de representar la calma, Verde se enorgullecía de su conexión con la naturaleza, Naranja se creía el más vibrante y Violeta se consideraba el más elegante. La discusión llegó a tal punto que el arcoíris se dividió en seis fragmentos, cada uno con un solo color.
Desesperados por restaurar la armonía, los colores buscaron al Sabio del Tiempo, un anciano sabio que vivía en una montaña. -Oh, Sabio del Tiempo, ¿cómo podemos recuperar nuestra identidad? -preguntaron los colores.
El sabio los miró con bondad y les dijo: -La verdadera identidad de cada uno no es ser el más importante, sino ser parte de algo más grande y hermoso. Deben entender que juntos forman un arcoíris que lleva alegría y esperanza a todos los corazones.
Los colores comprendieron que su verdadera identidad estaba en la unidad y la colaboración. Decidieron emprender un viaje juntos, en busca de los fragmentos perdidos. A lo largo de su travesía, enfrentaron desafíos y aprendieron a valorar las cualidades únicas de cada uno.
Rojo demostró su pasión por iluminar el mundo, Amarillo irradió su alegría contagiosa, Azul brindó paz en momentos turbulentos, Verde mostró su capacidad para sanar, Naranja llenó de energía positiva cada situación y Violeta aportó elegancia en cada paso.
Finalmente, reunieron todos los fragmentos y juntos formaron un arcoíris resplandeciente. Desde ese día, los colores entendieron que su identidad no radicaba en ser el más importante, sino en unirse para crear algo maravilloso.
El reino de Arcoíris volvió a brillar en el cielo, recordándoles a todos que la verdadera belleza está en la diversidad y la armonía. Los colores se convirtieron en un ejemplo de unidad y aceptación, siendo admirados por todos en el reino.
Y así, el significado de identidad quedó grabado en sus corazones para siempre.
FIN.