El viaje de los colores
En un hermoso valle, vivían cinco colores muy especiales: Azul, Negro, Amarillo, Rojo y Verde. Cada uno de ellos representaba algo único e importante en el mundo. Un día, los colores decidieron hacer un viaje juntos para aprender sobre la importancia de su presencia en la vida de las personas.
Decidieron emprender un viaje hacia el pueblo cercano, donde vivían muchos niños que disfrutaban de la alegría de los colores en su día a día. Mientras caminaban por el camino, el Negro, siempre elegante y misterioso, les contó a sus amigos sobre la importancia de la elegancia y la sobriedad que aportaba a las cosas. Todos escuchaban atentamente y aprendían de las cualidades del Negro.
Llegaron al pueblo y se encontraron con una niña que estaba triste. El Azul, con su serenidad, se acercó a ella y le regaló una hermosa flor azul. La niña se llenó de alegría y les agradeció, mostrándoles cómo su presencia podía traer tranquilidad y paz a los corazones. Los colores se sintieron felices al ver cómo habían alegrado el día de la niña.
Continuaron su viaje y se toparon con un niño que jugaba y reía. El Amarillo, con su brillo y alegría, se acercó a él y le regaló un pequeño juguete amarillo. El niño sonrió aún más y les dijo que su color le recordaba al sol, llenándolo de energía y felicidad. Los colores se dieron cuenta de lo importante que era su presencia en la vida de las personas.
De repente, notaron un incendio en el bosque cercano. El Rojo, con su fuerza y pasión, no dudó en acudir junto al Verde, para apagar las llamas y salvar a los animales y la naturaleza. Juntos demostraron que su presencia era vital para proteger la vida.
Al terminar su viaje, los colores entendieron que cada uno de ellos era importante y especial a su manera. Se dieron cuenta de que formaban parte de la vida diaria de las personas, alegrando, inspirando, protegiendo y llenando de emoción el mundo que los rodeaba. Así, regresaron a su valle con la satisfacción de saber que su presencia era un regalo invaluable para todos.
FIN.