El Viaje de los Colores
Había una vez, en un mundo lleno de magia y colores, un grupo de amigos: Rojo, Amarillo, Azul, Verde, Naranja y Violeta. Cada uno de ellos tenía un sueño muy especial. Un día, mientras jugaban en un prado brillante, Rojo exclamó:
"¡Quiero conocer el desierto! Me encantaría ver cómo brilla el sol en la arena dorada."
Amarillo, llenándose de entusiasmo, respondió:
"Eso suena genial, ¡pero yo prefiero el campo lleno de girasoles! Quiero sentir la calidez del sol en mis pétalos."
Verde, que siempre soñaba con la naturaleza, agregó:
"Yo quiero explorar la selva. Hay tantos árboles y plantas maravillosas. ¡Sería como un paraíso!"
Naranja, con su energía contagiosa, afirmó:
"¿Y qué me dicen de las playas? Quiero disfrutar del mar y las olas!"
Azul, el más tranquilo del grupo, dijo:
"Lo mío es el cielo. Desearía volar alto y ver el mundo desde allí."
Por último, Violeta, que siempre tenía un toque de misticismo, terminó:
"Y yo quiero adentrarme en las montañas, rodeada de nubes y estrellas."
Así fue como un día decidieron emprender el viaje hacia sus destinos soñados. Cada uno se despidió de los demás y partió hacia su aventura.
Rojo corrió hacia el desierto, donde se deslumbró con las dunas doradas. Amarillo se sumergió en un campo lleno de girasoles, disfrutando del calor del sol. Verde se perdió en la selva, rodeado de árboles frondosos y sus cantos. Naranja se relució en la playa, jugando con las olas. Azul se elevó al cielo, sintiendo el viento suave que acariciaba su piel. Y Violeta se aventuró a las montañas, buscando la paz entre las nubes.
Pero a medida que el sol comenzaba a ponerse, cada uno sintió un profundo vacío en su corazón. No había nada como compartir esos momentos especiales con sus amigos.
"¡Oh, qué tristeza!" – dijo Amarillo, mirando el horizonte.
"Sí, la aventura es genial, pero los extraño mucho!" – confesó Verde con un susurro melancólico.
"Yo también! Sin ustedes, esto no es lo mismo. ¡Quiero volver!" – exclamó Naranja.
"¿Qué les parece si regresamos juntos?" – sugirió Violeta con una chispa de esperanza.
"¡Sí! Pero, ¿cómo volveremos a encontrarnos?" – preguntó Azul.
Entonces, mientras cada uno miraba hacia donde creía que estaba el hogar, comenzaron a recordar la historia de cómo los colores se unieron para formar algo maravilloso. Así, decidieron que podían volver a unirse, aunque fuera de una manera diferente.
Rojo utilizó su energía radiante, Amarillo su calidez brillante, Verde su frescura natural, Naranja su alegría vibrante, Azul su serenidad y Violeta su misterio profundo. Juntos, comenzaron a moverse en círculos, dibujando en el cielo.
Algo increíble comenzó a suceder. Al unirse, los colores se entrelazaron, girando y danzando juntos. Las nubes les miraban fascinadas, y el sol, al ver lo que pasaba, decidió que no se iría aún, iluminando la escena con su luz dorada.
De repente, el cielo se llenó de un hermoso arcoíris. Cada color brilló intensamente, mostrando que aunque cada uno era único, juntos eran aún más hermosos. ¡El arcoíris era un símbolo del amor y la amistad!"¡Mirá! ¡Hemos creado un arcoíris!" – gritó Rojo, lleno de alegría.
"¡Lo hicimos juntos!" – respondió Amarillo.
"Este arcoíris representa lo que somos: diferentes pero unidos" – reflexionó Verde con una sonrisa.
"¡Qué maravilla!" – exclamó Naranja, saltando de felicidad.
"Sí, esto es lo que pasa cuando nos unimos. ¡No hay nada más bello que la amistad!" – concluyó Violeta.
Desde ese día, el arcoíris se convirtió en su lugar especial. Siempre que se sentían tristes o solos, miraban al cielo y recordaban que ser amigos significaba estar juntos, sin importar la distancia entre ellos.
Y así comprendieron que, aunque cada uno tenía sus sueños individuales, el verdadero viaje era el amor y la compañía que compartían. Y cada vez que aparecía un arcoíris, todos sonreían, sabiendo que siempre estarían unidos por los colores de la amistad.
FIN.