El Viaje de los Colores



En un mundo no tan lejano, donde los árboles eran de un verde vibrante y el cielo lucía un azul profundo, existía un pequeño pueblo llamado Coloria. En Coloria, todo era especial: los animales tenían hermosos colores y los paisajes parecían sacados de un cuento de hadas. Allí vivía una curiosa conejita llamada Lila, que siempre se preguntaba por qué un grupo de árboles en la colina nunca se ponían de colores.

Un día, mientras exploraba el bosque, Lila se encontró con un loro llamado Roco, que tenía plumas de todos los colores del arcoíris.

"¡Hola! Soy Lila. ¿Por qué esos árboles parecen tan tristes?" - preguntó ella.

"Ah, esos árboles son los Guardianes del Color, pero se están apagando. Solo brillan cuando se cuentan historias llenas de amor y amistad. ¿Te gustaría ayudarme a devolverles el color?" - le respondió Roco.

Lila sintió que era una gran aventura, así que decidió acompañar a Roco. Juntos se adentraron en el bosque, buscando a esos personajes mágicos que podían ayudarles a contar historias. Encontraron a un zorro astuto llamado Zuki, que tenía un asombroso pelaje anaranjado, y a una tortuga sabia llamada Tula, quien llevaba siempre consigo un libro de cuentos.

"¡Hola a todos!" - dijo Lila emocionada. "Necesitamos contar historias para devolverles el color a los árboles."

"¿Pero qué tipo de historias?" - preguntó Tula, curiosa.

"Historias de amistad y valentía" - sugirió Roco.

Todos se miraron y decidieron que cada uno contaría su propia historia. Zuki comenzó:

"Una vez conocí a un grupo de animales que estaban en desacuerdo por un camino a seguir, pero aprendieron a trabajar juntos y encontraron el mejor camino."

Este relato hizo que alguno de los árboles empezara a brillar débilmente.

Luego, le tocó a Tula:

"En mi casa, vi cómo una familia de patos ayudó a un pato herido a volver al agua. Aprendieron que juntos eran más fuertes."

Los árboles comenzaron a iluminarse con destellos de luz.

Lila, con el corazón lleno de amor, decidió contar su historia:

"Yo tenía miedo de salir a explorar, pero mis amigos me enseñaron que las aventuras traen cosas hermosas, como conocer a nuevos amigos y disfrutar de los paisajes."

Los árboles comenzaron a brillar con todo su esplendor. Cada color que contaban llenaba el ambiente de emociones y alegría.

"¡Lo logramos!" - exclamó Roco entre saltos de alegría.

Sin embargo, de repente, el viento sopló con fuerza y un rayo de luz apareció frente a ellos. Era el creador de los colores, un ser especial que vivía en el cielo.

"¿Quién ilumina a los Guardianes del Color?" - preguntó con voz melodiosa.

"Nosotros, con nuestras historias de amistad y valentía" - respondió Lila, sorprendida y feliz.

"Así es, pero no olviden que los colores también se encuentran en las pequeñas acciones diarias" - dijo el ser, y al hacerlo, su luz se esparció por todo Coloria.

Con cada rayo que tocaba el suelo, el pueblo se llenó de colores, y cada ser viviente sonrió. Lila entendió que la amistad y el compartir historias eran fundamentales para llenar el mundo de alegría.

Juntos, estos amigos aprendieron que cada uno tiene algo valioso que contar, y que cuando colaboran, logran cambiar el mundo que les rodea. Desde aquel día, Coloria no solo brillaba por sus colores, sino por los lazos de amistad que unían a todos sus habitantes.

Y así, la conejita Lila siguió explorando, siempre buscando nuevas historias que contar, con la certeza de que cada relato podría cambiar su mundo, un color a la vez.

FIN.

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