El viaje de los colores


Había una vez en El Salvador, un grupo de niños y niñas que vivían en un pueblo rodeado de montañas y ríos. Todos los días, después de la escuela, se reunían para jugar en el campo. Entre ellos estaba Sofía, una niña curiosa y creativa, apasionada por los colores.

Un día, mientras exploraban el bosque, encontraron un viejo baúl escondido entre los árboles. Lo abrieron y descubrieron un hermoso juego de imágenes con colores brillantes. Cada tarjeta mostraba escenas de la naturaleza, animales y aventuras fantásticas.

Los niños se emocionaron al ver las imágenes y decidieron inventar una historia con ellas. Sofía propuso que cada uno tomara una tarjeta y juntos crearan un cuento. Así que, tomando turnos, fueron conectando las imágenes y construyendo una historia maravillosa.

Comenzaron con un bosque lleno de árboles verdes, donde encontraron a un elefante azul que los llevó a un río de aguas cristalinas. Allí conocieron a un pájaro rojo que los guió hacia una montaña nevada, donde descubrieron un dragón amarillo que cuidaba un tesoro.

Cada niño imaginaba cómo sería el lugar que le había tocado y proponía nuevas aventuras. -¡El elefante azul puede volar sobre la montaña! -exclamó emocionado Martín. -¡Y el pájaro rojo puede cantar para despertar al dragón! -agregó Ana con alegría.

Así, juntos, crearon un mundo lleno de magia y diversión, donde los colores cobraban vida y todo era posible. Al terminar su cuento, guardaron las tarjetas en el baúl y prometieron jugar juntos cada día, explorando nuevas historias y aventuras.

Desde ese día, los niños aprendieron que la imaginación y la creatividad pueden llevarlos a lugares maravillosos. Descubrieron el poder de trabajar en equipo y de construir juntos, un mundo lleno de colores y sueños. Y así, cada tarde, continuaron su viaje de exploración y fantasía en El Salvador.

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