El Viaje de los Cuatro Amigos
Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Valle Alegre, cuatro amigos inseparables: Lía la ardilla, Toño el conejito, Carla la tortuga y Milo el pajarito. Juntos, soñaban con ir a explorar el Bosque Encantado que se encontraba al otro lado del río.
Un día soleado, Lía lanzó la idea: "¡Chicos! ¿Quieren ir a explorar el Bosque Encantado?"-.
"¡Sí!"- respondieron Toño, Carla y Milo al unísono, llenos de emoción.
Antes de salir, Milo, que siempre fue el más aventurero, propuso: "Primero necesitamos un mapa. He oído que el anciano roble del bosque sabe dónde encontrar uno."-
Así que se dirigieron al roble, que estaba lleno de hojas brillantes y ramas fuertes. Cuando se acercaron, el viejo árbol les saludó: "Hola, pequeños. ¿Qué los trae por aquí?"-.
"Queremos un mapa para ir al Bosque Encantado,"- dijo Lía con determinación.
El roble pensó un momento y dijo: "Para encontrar el mapa, tendrán que resolver tres pruebas. ¿Están listos para el desafío?"-.
Los cuatro amigos, emocionados pero también un poco nerviosos, asintieron con la cabeza. El roble explicó la primera prueba: "Deben encontrar la flor del arcoíris, que solo florece al amanecer. ¡Buena suerte!"-.
Sin perder tiempo, se levantaron muy temprano y se fueron en busca de la flor. Lía, siendo la más rápida, encontró la flor primero y gritó: "¡La encontré! Miren qué hermosa es!"-
Todos se acercaron admirados. El sol empezó a salir y reflejó un arcoíris en los pétalos de la flor. Con una sonrisa, volvieron donde el roble.
"Aquí está la flor,"- dijo Toño, emocionado.
El roble sonrió: "Muy bien, pasaron la primera prueba. Ahora la segunda: tendrán que cruzar el río sin mojarse. ¿Cómo lo harán?"-.
Milo dijo: "Podemos usar hojas grandes como balsas!"-.
Así que, cada uno tomó una hoja. Con mucho cuidado, se subieron en ellas y comenzaron a remar. No fue fácil; el agua estaba agitada y, de repente, Toño cayó al agua.
"¡Ayuda!"- gritó, pero Lía no dudó.
"No te preocupes, vamos a ayudarte!"- dijo Lía, remando hacia él con su hoja. Con la ayuda de Carla y Milo, lograron sacarlo del agua y lo llevaron de regreso a la orilla.
Toño, un poco empapado pero feliz, sonrió: "Gracias, amigos. ¡Lo logramos!"-.
El roble miró con aprobación: "Pasaron la segunda prueba, pero ahora viene la más difícil: deben encontrar el tesoro escondido en lo profundo del Bosque Encantado."-
Los amigos se miraron, un poco asustados. "¿Y si hay criaturas extrañas?"- preguntó Carla.
"No te preocupes. Si estamos juntos, lo podemos lograr,"- aseguró Milo.
Crucen el río, entraron en el bosque y se adentraron en un mundo lleno de árboles altos y sombras misteriosas. Mientras caminaban, escucharon ruidos extraños.
"¿Qué fue eso?"- susurró Toño con un hilo de voz.
"¡No tengan miedo! Somos amigos, y juntos somos fuertes,"- dijo Lía, tratando de mantener el ánimo.
Después de un rato, llegaron a un claro donde encontraron un viejo cofre lleno de piedras brillantes y un mapa.
"¡Lo logramos!"- gritaron todos al unísono. Lía soltó un salto de alegría.
"No solo encontramos un tesoro, sino también el mapa del Bosque Encantado,"- dijo Milo.
Regresaron donde el roble, que los esperaba con una sonrisa.
"Están listos para gozar de su aventura, ¿verdad?"- les preguntó.
"Sí, gracias a estas pruebas, aprendimos que la perseverancia, la confianza y la unión son lo que nos hace fuertes,"- respondió Carla.
Y así, los cuatro amigos se embarcaron en su aventura en el Bosque Encantado, sabiendo que, mientras estuvieran juntos, podrían enfrentar cualquier desafío y disfrutar del amor y la amistad que compartían. Y cada uno de ellos, al mirar hacia el cielo, entendió que lo más valioso no era el tesoro, sino la experiencia que habían vivido juntos y la confianza que se habían brindado unos a otros.
FIN.