El Viaje de los Enamorados



En un pequeño pueblo llamado Flor del Campo, vivía una niña llamada Yoselin. Ella era valiente, divertida y soñadora. Tenía un gran amor por las aventuras y siempre soñaba con un día especial. Por otro lado, en el mismo pueblo, estaba Brandom, un niño sabio y amable que adoraba ayudar a los demás. Un día, mientras paseaban por el parque, Yoselin y Brandom se encontraron y coincidieron en un amor a primera vista.

"Hola, Brandom", dijo Yoselin con una sonrisa. "¿Te gustaría jugar?"Claro que sí, Yoselin", respondió Brandom, "pero tengo una idea. ¿Y si vamos a buscar tesoros en el bosque?"

Ambos niños se pusieron en marcha hacia el bosque cercano, con la esperanza de encontrar un gran tesoro. Mientras exploraban, se encontraron con una carta antigua medio enterrada en la tierra.

"¿Qué dice?", preguntó Yoselin, emocionada.

"Parece un mapa de búsqueda de un tesoro secreto", dijo Brandom.

"¡Esto es increíble! Vamos a seguirlo."

Siguiendo el mapa, comenzaron su aventura. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que el camino estaba lleno de desafíos. Tuvieron que superar un pequeño arroyo, construir un puente para cruzar, y resolver el enigma de un anciano búho que les pidió una pista sobre la amistad.

"Amistad es… compartir momentos y cuidarse entre sí", dijo Yoselin.

"Correcto" , contestó el búho con una sonrisa. "Pasen y buena suerte en su búsqueda."

Por fin, llegaron a un claro del bosque donde encontraron un gran cofre.

"¡Lo encontramos!", gritó Yoselin saltando de felicidad.

"Sí, pero, ¿qué habrá dentro?"

Cuando abrieron el cofre, no había oro ni joyas, solo había un espejo.

"¿Esto es un tesoro?", preguntó Yoselin decepcionada.

"Parece que sí", respondió Brandom intrigado. Cuando ambos miraron el espejo, se dieron cuenta de que reflejaban su confianza, amistad y amor.

"Tal vez el verdadero tesoro es lo que hemos aprendido en el camino", sugirió Brandom.

"Tienes razón", afirmó Yoselin. "Siempre estaremos juntos, pase lo que pase!"

Decidieron regresar al pueblo, no solo con el espejo, sino con la firmeza de su amor y amistad. Sin embargo, al volver, notaron que sus padres estaban preocupados por su ausencia.

- “Ustedes no pueden irse así, nos asustaron! ”, dijo la mamá de Yoselin.

- “Lo sentimos, sólo queríamos ser como los grandes exploradores”, explicó Brandom.

Los padres los escucharon atentamente y, tras una breve charla, decidieron que la aventura de sus hijos no había sido un error, sino una gran lección sobre el trabajo en equipo y la amistad.

- “Está bien, pero la próxima vez cuenten hasta diez antes de salir y avísennos donde van”, dijo el papá de Yoselin, sonriendo.

- “Prometemos hacerlo”, dijeron al unísono.

Así, los niños aprendieron que la comunicación es fundamental. A partir de ese día, Yoselin y Brandom organizaron pequeñas aventuras, pero siempre manteniendo a sus padres informados.

Con el tiempo, el espejo se convirtió en un símbolo del amor y la amistad que compartían. Y en cada aventura, cada vez que miraban su reflejo, sabían que el mayor tesoro era su vínculo especial.

Y así, Yoselin y Brandom navegaron por la vida, siempre juntos, siempre apoyándose, y demostrando a todos los que los rodeaban que no hay tesoro más grande que los amigos y la familia.

El final de su historia aún no ha llegado, porque cada día puede ser una nueva aventura si se vive con amor y valentía.

FIN.

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