El viaje de los hermanos valientes



Había una vez, en un pequeño pueblo de la Edad Media, dos hermanos llamados Juan y María.

Un día, mientras jugaban en el bosque cerca de su casa, encontraron un extraño portal que los transportó misteriosamente a la época medieval. Al llegar a aquel nuevo lugar lleno de caballeros, castillos y mercados bulliciosos, Juan y María se sintieron asombrados pero también un poco asustados.

No sabían cómo regresar a su hogar ni qué hacer en aquella época tan diferente a la suya. - ¡María, ¿dónde estamos? ! -exclamó Juan mirando a su alrededor con ojos sorprendidos. - No lo sé, Juan. Pero debemos mantener la calma y buscar una solución -respondió María con determinación.

Decidieron explorar el pueblo en busca de ayuda. Pronto se encontraron con un amable anciano que les explicó que estaban en el reino de Arkania y les ofreció hospedaje en su humilde cabaña.

Agradecidos, los hermanos aceptaron la hospitalidad del anciano y pasaron la noche planeando cómo podrían regresar a casa.

Al día siguiente, mientras paseaban por el mercado del pueblo, escucharon hablar sobre un mago poderoso que vivía en lo alto de una colina cercana y que tal vez podría ayudarlos a encontrar el camino de vuelta. Decidieron ir a verlo sin dudarlo. El camino hacia la colina era empinado y peligroso, pero Juan y María no perdieron la esperanza.

Al llegar al castillo del mago, fueron recibidos por un hombre sabio con largas barbas blancas y una mirada penetrante. - Buenos días jóvenes viajeros. Veo confusión en vuestros ojos. ¿En qué puedo ayudarles? -dijo el mago con voz profunda.

- Señor mago, hemos llegado hasta aquí por accidente y no sabemos cómo regresar a nuestro tiempo -explicó María con timidez. El mago escuchó atentamente la historia de los hermanos y les dijo que para volver a casa debían superar tres pruebas: valor, sabiduría y generosidad.

Sin dudarlo ni un segundo, Juan y María aceptaron el desafío. La primera prueba consistía en adentrarse en un oscuro bosque encantado donde habitaba un feroz dragón custodiando una llave mágica.

Con valentía e ingenio lograron engañar al dragón y obtener la llave sin despertar su furia. La segunda prueba los llevó a resolver acertijos complicados sobre historia antigua y matemáticas avanzadas. Gracias al trabajo en equipo lograron superar cada desafío demostrando su astucia e inteligencia.

Finalmente llegó la tercera prueba donde debían compartir todo lo que tenían con aquellos menos afortunados del reino.

Juan repartió comida entre los hambrientos del pueblo mientras María curaba las heridas de los enfermos con sus conocimientos médicos aprendidos en su tiempo actual. Una vez completadas las tres pruebas, el mago les otorgó unas pociones mágicas que los devolvieron súbitamente al bosque donde habían encontrado el portal inicialmente.

Felices por haber superado todas las adversidades juntos, Juan y María abrazaron emocionados antes de atravesar nuevamente el portal que los llevaría de regreso a casa junto a su familia.

Desde ese día entendieron que no importa cuán lejos estén o cuántas dificultades enfrenten; siempre podrán salir adelante si permanecen unidos como verdaderos hermanos valientes e inteligentes como ellos mismos lo eran. Y así fue como aquella aventura inesperada dejó una lección inolvidable grabada para siempre en sus corazones.

FIN.

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