El Viaje de los Libertadores
En un pequeño pueblo de la alta edad media llamado Aldaluna, vivían dos jóvenes amigos: Sofía y Tomás. Ambos eran siervos de un noble local, Lord Garrick, quien era conocido por su crueldad y su inquebrantable deseo de acumular riquezas. Cansados de la vida de servidumbre, Sofía y Tomás soñaban con una existencia diferente, donde pudieran ser libres y explorar el mundo más allá de los límites del castillo.
Un día, mientras estaban en el campo recolectando frutas, Sofía le susurró a Tomás:
"¿No te gustaría ser un burguesito en lugar de un siervo? Tener tu propia tienda, y vender lo que quisieras sin tener que pedir permiso a nadie?"
"¡Sí! Sería increíble. Pero, ¿cómo lo logramos? Todo lo que conocemos es este pueblo y el castillo de Lord Garrick."
Durante las noches, se reunían a observar las estrellas, soñando con una vida diferente. Un día, escucharon un rumor que corría entre los siervos: había un grupo de mercaderes de una ciudad cercana que estaban buscando mano de obra y que podrían ofrecerles una oportunidad de escapar.
"¿Te imaginas, Sofía? Un nuevo comienzo en la ciudad. Pero, ¿creen que deberíamos arriesgarnos?" - preguntó Tomás con incertidumbre.
Sofía, siempre más decidida, respondió:
"¡Sí! No podemos quedarnos aquí para siempre. La vida como siervos no es vida al fin y al cabo. Debemos intentarlo."
Así, una noche oscura y silenciosa, Sofía y Tomás decidieron escapar. Se despidieron en silencio y partieron hacia la ciudad, dejando atrás la monotonía del campo. La travesía fue peligrosa; debían atravesar un denso bosque donde los lobos merodeaban.
"Tomás, ¿crees que nos atraparán?" - preguntó Sofía, sintiendo su estómago en un nudo.
"No lo sé, pero debemos ser fuertes. No hay vuelta atrás. Solo un paso más y estaremos en libertad."
Después de noches de caminata y con la ayuda de un amable anciano que conocieron en el camino, los chicos finalmente llegaron a la ciudad. Era asombroso; los mercados brillaban con colores vibrantes y los gritos de los comerciantes resonaban en el aire. Estaban aturdidos por la libertad que nunca habían conocido.
Apenas llegaron, se encontraron con un grupo de mercaderes que necesitaban ayuda en su puesto. El más anciano del grupo, un mercader llamado Don Fernando, les dijo:
"Chicos, ¿quieren trabajar? Hay mucho que hacer aquí, pero a cambio, aprenderán a manejar un negocio."
"¡Claro que sí! Queremos aprender todo lo que podamos. Por favor, déjenos ayudar" - exclamó Sofía, su emoción desbordando.
Así fue como Sofía y Tomás empezaron a trabajar y aprender. Pronto descubrieron que tenían talento para las ventas y la gestión, y las semanas se convirtieron en meses. Con su esfuerzo, lograron juntar un poco de dinero y decidieron abrir su propio puesto de frutas y verduras frescas.
El primer día de su puesto fue un éxito, y la gente quedó maravillada con el sabor y la frescura de sus productos. Una niña y su madre se acercaron intrigadas:
"¿De dónde sacan estas frutas tan ricas?" - preguntó la niña, con los ojos brillantes.
"Nosotros las recogimos de nuestro propio campo, nuestra pasión es lo que les ofrecemos" - respondió Tomás con orgullo.
Día tras día, fueron creciendo, y pronto Tomás y Sofía se convirtieron en jóvenes emprendedores de la ciudad. Sin embargo, nunca olvidaron de dónde venían. A menudo, al mismo pueblo, llevaban comida y ropa a sus amigos siervos, para ayudarles en lo que pudieran.
Un día, mientras estaban cerrando su puesto, Tomás miró a Sofía y le dijo:
"¿Te das cuenta? Hemos logrado lo que soñábamos. Desde cuando éramos siervos a abrir nuestro propio negocio. Pero siento que debemos hacer más."
Sofía asintió, entendiendo lo que su amigo quería decir. Juntos, comenzaron a hablar con otros siervos que deseaban escapar y unir fuerzas, formando una comunidad de burgués que defendía los derechos de los que aún estaban atrapados. Juntos, organizaron protestas pacíficas y ayudaron a educar a sus paisanos acerca de sus derechos y la posibilidad de una vida mejor.
La noticia de su movimiento llegó hasta las altas esferas de la nobleza. Lord Garrick, al enterarse de que sus antiguos siervos estaban generando cambios, organizó un encuentro:
"¿Qué se creen estos chicos? No tienen lugar para cuestionar el orden establecido" - exclamó enfadado al ver las protestas.
Sin embargo, la comunidad de Sofía y Tomás había crecido, y muchos de los siervos, decididos a luchar por su libertad, asistieron a la reunión:
"No queremos más ser tratados como objetos, queremos ser libres, e igualitarios en esta sociedad" - afirmaron con firmeza.
Este valiente acto de desafío inspiró a otros a levantarse. Con el tiempo, la opresión fue disminuyendo y la burguesía comenzó a establecerse en la historia de su pueblo, marcando un nuevo rumbo hacia la igualdad y el respeto.
Sofía y Tomás nunca olvidaron su viaje y lo que habían luchado para obtener su libertad. El destino de muchos cambió gracias a su valentía, convirtiéndose en faros de esperanza para sus amigos, que alguna vez fueron siervos pero que ahora comenzaban a soñar en grande.
Al final, Sofía, ahora vista como una líder en su comunidad, se dirigió a sus amigos en el mercado:
"Juntos hemos logrado hacer historia. Nunca dejen de luchar por sus sueños. El mundo es un lugar grande y está repleto de oportunidades para aquellos que se atrevan a buscarlas."
FIN.