El viaje de los niños de Metepec
En un pintoresco pueblito llamado Metepec, los días transcurrían de manera tranquila y monótona. Los niños, aunque eran alegres, no conocían muchas tradiciones, y su visión del mundo se limitaba a su pequeño entorno. Un día, su profesor, el querido señor Pérez, decidió que era hora de abrirles los ojos a la diversidad cultural que existía en su amado país.
"¡Hola, chicos! Hoy les voy a encargar una tarea especial", dijo el señor Pérez con una sonrisa. "Quiero que investiguen sobre las variadas tradiciones y costumbres de México. Vamos a descubrir juntos un mundo nuevo."
Los niños se miraron con curiosidad y un poco de temor. ¿De qué podía estar hablando su maestro? No estaban seguros de qué tradiciones podían existir más allá de las fiestas de su pequeño pueblo.
Lucía, una niña muy curiosa, levantó la mano. "¿Qué tal si hacemos un proyecto en equipo, señor Pérez? Podemos seguir a cada uno de los pueblos de México y sus tradiciones, ¡sería como un viaje!"
El profesor sonrió satisfecho. "¡Eso suena genial, Lucía! Así será. Formen equipos y elijan un pueblo para investigar. Recuerden, la diversidad cultural de México es enorme, hay mucho por aprender."
Así comenzó la aventura de los niños. Se organizaron en grupos de cuatro: Lucía, Pedro, Sofía y Diego se unieron para investigar sobre Oaxaca, un lugar famoso por su gastronomía y tradiciones.
"He escuchado que en Oaxaca hacen algo llamado 'Guelaguetza'. ¿Qué es eso?", preguntó Pedro mientras buscaban en internet.
"¡Ah, es una celebración donde la gente de diferentes comunidades se reúnen para compartir su música y danzas!", respondió Sofía emocionada.
"Y no se olviden de la comida, ¡hay mole y mezcal!", agregó Lucía entusiasmada.
Mientras tanto, en otro grupo, Carla, Juan y Luis decidieron investigar sobre Jalisco y su famoso mariachi. Descubrieron que no solo se escuchaban mariachis en fiestas, sino que era una expresión cultural muy querida en todo el país.
"¿Se imaginan aprender a tocar un instrumento? Podríamos hacer un video cantando con mariachis", sugirió Juan.
A medida que los días pasaban, cada grupo continuaba su investigación. Se sinceraban sobre el valor de conocer y celebrar la diversidad. Pero había un giro inesperado. El señor Pérez anunció que harían una presentación final donde cada grupo debía demostrar lo que habían aprendido, y no solo eso, ¡debían vestirse acorde a sus investigaciones!"No se preocupen, chicos. No estamos compitiendo. Se trata de compartir nuestros descubrimientos", les animó el profesor.
El día de la presentación llegó rápido. Los niños estaban nerviosos, pero emocionados. Lucía y sus amigos se vistieron con trajes tradicionales oaxaqueños y prepararon una danza de la Guelaguetza.
Cuando subieron al escenario, la emoción era palpable.
"¡Hola a todos! Hoy les contaremos sobre la riqueza cultural de Oaxaca", empezó Lucía mientras su corazón latía. La presentación fue un éxito, y la gente aplaudía con entusiasmo.
Carla y su grupo también se prepararon con mucha dedicación y mostraron sus conocimientos sobre el mariachi, cantando un fragmento de una famosa canción.
"¡Viva México!", gritó Juan al finalizar, y el público respondió con aplausos y vítores.
Después de cada presentación, el profesor Pérez comentó enérgicamente lo importante que era conocer sobre las distintas culturas y tradiciones. La alegría en el aire era contagiante, y los niños comprendieron que, a través de la diversidad, encontramos la riqueza de ser parte de un país tan vasto y lleno de colores.
Al final del día, el profesor premió a todos los grupos con un diploma de participación, pero más importante, había sembrado en los corazones de los niños una semilla de curiosidad por el mundo.
"Nunca dejen de explorar y aprender, chicos. Siempre hay algo nuevo que descubrir", les dijo el señor Pérez con una mirada llena de esperanza.
Y así, lo que comenzó como una simple tarea, se convirtió en un viaje cultural que unió a los niños de Metepec en un aprendizaje que jamás olvidarían. Desde entonces, cada año, los niños de Metepec celebraron un ‘Día de la Diversidad’, donde compartían sus descubrimientos con la comunidad, recordando que la cultura de México era algo que había que celebrar y honrar.
FIN.