El viaje de los números
Había una vez en un pueblo llamado Numerolándia, donde todos los habitantes eran números. En este pueblo vivían el número 1, la número 2, el número 3 y así sucesivamente, hasta llegar al número 10.
Cada número tenía su propia casa, y todos vivían en armonía. Pero un día, los números comenzaron a pelear entre ellos.
El número 5 decía que era mejor que los demás porque era la mitad de 10, el número 10 se burlaba del número 1 por ser el más chico, y así sucesivamente. La discusión se volvía cada vez más intensa, hasta que la sabia y tranquila número 0 decidió intervenir.
- ¿Por qué pelean, queridos números? - preguntó la número 0 con su voz suave. - Porque cada uno cree que es mejor que el otro por alguna razón matemática - respondió el número 6.
La número 0 reflexionó por un momento y luego les dijo: - Escuchen, en realidad todos ustedes son importantes de diferentes maneras. Cada uno tiene su propio valor en el mundo de los números. El número 1 es el comienzo de todo, el número 10 es el fin de la cuenta.
Y cada uno de ustedes tiene su propio lugar en el mundo de los números. Además, si se unen, pueden formar conjuntos numéricos que les permitirán resolver problemas y realizar grandes cosas.
Los números se quedaron pensativos, y poco a poco comenzaron a comprender la sabia lección de la número 0. Decidieron dejar de pelear y trabajar juntos para formar conjuntos numéricos.
El número 1 se unió con el número 2 y formaron el conjunto {1, 2}, el número 3 se unió con el número 5 y formaron el conjunto {3, 5}, y así sucesivamente. Con el tiempo, los números aprendieron a cooperar y se dieron cuenta de que juntos eran mucho más fuertes y capaces de resolver cualquier problema matemático que se les presentara.
Desde ese día, en Numerolándia reinó la armonía y la cooperación, y los conjuntos numéricos se convirtieron en la base de la sociedad. Y así, los números vivieron felices y unidos para siempre.
FIN.