El Viaje de los Reencuentros



Era un día soleado cuando Sofía decidió emprender un viaje hacia Chile para visitar a su hermana Clara y conocer a sus adorables sobrinas, Valentina y Emilia. Han pasado siete años desde la última vez que se vieron, y Sofía estaba nerviosa, pero muy emocionada.

Al llegar al aeropuerto, Sofía sintió que su corazón latía más rápido. "¡Mirá, ahí están!" - gritó, al ver a sus hermosas sobrinas corriendo hacia ella. Ambas la abrazaron fuertemente. "¡Tía Sofía! ¡Qué bueno que llegaste!" - exclamó Valentina, la mayor. "No puedo creer que haya pasado tanto tiempo sin verlas" - dijo Sofía con una gran sonrisa.

Clara, su hermana, se unió al abrazo y dijo: "Pasaron tantos años, pero hoy es un nuevo comienzo para nosotras como familia."

Después de un día de abrazos y risas, las tres se sentaron a la mesa para disfrutar de una deliciosa comida chilena. Sofía escuchó las historias de Valentina y Emilia, quienes estaban ansiosas por contarle sobre sus trabajos en la escuela, sus amistades y las aventuras que habían tenido en su vida diaria.

"¡Tía! ¿Sabés que vamos a tener un concurso de talentos en la escuela?" - reveló Emilia con entusiasmo.

"¡Sí! Y necesitamos un número especial, algo que deje a todos sorprendidos" - agregó Valentina.

"¿Y qué tienen pensado?" - preguntó Sofía.

Las niñas se miraron y susurraron entre ellas. Entonces, Valentina dijo: "Queremos hacer un espectáculo de marionetas. Pero no sabemos cómo hacer las marionetas."

"¿Qué les parece si hacemos una tarde de manualidades? Así puedo ayudarles a hacer las marionetas" - sugirió Sofía con emoción.

Los ojos de las pequeñas brillaron de alegría. "¡Sí, sí! Eso sería genial!" - gritaron a coro.

Al día siguiente, después de un desayuno lleno de deliciosos panes, frutas y mermeladas, Sofía y las niñas se dirigieron a la tienda de manualidades del barrio. Allí, Sofía enseñó a Valentina y Emilia a elegir los materiales, como cartón, tijeras, pintura y hilos. "Recuerden, cada marioneta puede ser un personaje diferente. Dejen volar su imaginación" - les dijo, mientras sus manos comenzaban a crear formas y personajes divertidos.

Durante ese día, risas llenaron el taller, mientras cada una de ellas se sumergía en su mundo creativo. Pero de repente, una nube oscura apareció en el horizonte. "¿Qué pasa si no terminamos a tiempo?" - dijo Emilia un poco preocupada.

"No importa, lo importante es que estamos juntas y divirtiéndonos. Además, siempre hay un plan B" - respondió Sofía con una sonrisa.

Al pasar el rato, sus marionetas empezaron a cobrar vida. Había un dragón, una princesa, un payaso y hasta un perro que hacía trucos. Todo parecía ir bien, pero a medida que se acercaba el día del concurso, comenzaron a chocar en ideas.

"Yo quiero que mi dragón sea el malo de la historia y que haya una pelea épica entre la princesa y el dragón" - Valentina decía con determinación.

"Pero, ¿no sería mejor que el dragón se convierta en amigo de la princesa al final? Así toda la escuela podrá aprender sobre la amistad" - sugirió Emilia.

"Es verdad, pero..." - Valentina no parecía convencida.

Sofía intervino, "Chicas, muchas historias pueden tener diferentes finales. Una buena opción podría ser hacer una historia en la que ambas ideas se combinen. El dragón puede ser malo al principio, pero luego se transforma en amigo. Es como un viaje de crecimiento."

Finalmente, decidieron que la historia sería de cómo el dragón y la princesa aprendían a entenderse. El día del concurso llegó, y el escenario estaba lleno de madres, padres y compañeros esperando el espectáculo. Sofía, Clara, y todos los demás estaban en primera fila.

Cuando llegó su turno, Valentina y Emilia con marionetas en mano, comenzaron a contar su historia. Las risas y aplausos resonaron en la sala, y al final de su actuación, un gran aplauso llenó el aire.

"¡Lo hicimos!" - gritó Emilia llena de emoción.

"Sí, y lo hicimos juntas!" - respondió Valentina, abrazando a su hermana.

"Estoy tan orgullosa de ustedes dos" - dijo Sofía, con lágrimas de alegría en los ojos.

Al final del concurso, les dieron un diploma por su gran creatividad y trabajo en equipo.

"¡Esto es solo el comienzo de grandes aventuras!" - dijo Sofía, y las pequeñas asintieron con rostro de felicidad.

Así fue como Sofía no solo se reencontró con su familia, sino que también creó un lazo más fuerte con Valentina y Emilia, recordándole que el amor y la creatividad son las mejores herramientas para hacer frente a cualquier desafío.

Desde ese día, su relación se fortaleció, y nunca pasaron otros siete años sin verse. Aprendieron que la familia es un tesoro y que siempre están ahí unos para otros, sin importar la distancia.

FIN.

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