El viaje de los sabores



En un mundo muy especial, donde los sabores cobraban vida, vivían tres amigos muy curiosos: Mateo, Sofía y Simón.

Un día, mientras paseaban por el Bosque de los Sabores, se encontraron con el viejo Saboreador, un sabio anciano que conocía todos los secretos de los sabores del mundo. -¡Hola, pequeños! ¿Qué los trae por aquí? -saludó el Saboreador con una sonrisa. -Queremos aprender más sobre los sabores, ¿nos podrías enseñar? -preguntó curioso Mateo.

El Saboreador asintió y los llevó a un viaje por el Bosque de los Sabores, donde cada árbol y fruto tenía un sabor único. Descubrieron el dulce sabor de las frutillas, el fresco sabor de las mentas, el ácido sabor de los limones y muchos más.

Pero, de repente, una sombra oscura cubrió el bosque. Era el sabor amargo, que quería apoderarse de todos los demás sabores. Los amigos, asustados, buscaron la forma de detenerlo.

Con ingenio y valentía, lograron combinar todos los sabores para crear una poderosa barrera que detuvo al sabor amargo. -¡Lo lograron, chicos! Han descubierto que, si se unen en armonía, los sabores son más fuertes que cualquier amargura -dijo el Saboreador, orgulloso.

Los amigos regresaron a casa con un conocimiento invaluable y, desde ese día, disfrutaron de cada sabor con gratitud y alegría, sabiendo que juntos eran aún más deliciosos. Y así, en ese mundo especial, los sabores aprendieron una gran lección: juntos pueden crear experiencias maravillosas. Fin.

FIN.

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