El Viaje de los Sueños



En una pequeña ciudad llena de colores y risas, vivía una mamá llamada Elena y su hija, Sofía. A Elena le encantaba contarle cuentos a Sofía antes de dormir, llenos de magia y aventuras. Pero un día, Sofía le dijo:

"Mamá, ¿por qué no podemos vivir en un cuento de hadas? Siempre me hablas de princesas y dragones, pero nunca los vemos en la vida real."

Elena sonrió, acariciando el cabello de su hija.

"Querida, la vida puede ser un cuento de hadas si aprendemos a ver la magia que nos rodea. ¿Te gustaría hacer un viaje para encontrarla?"

Sofía, emocionada, asintió con la cabeza. Así que, al día siguiente, llenaron una mochila con comida, un mapa de la ciudad y un cuaderno para anotar sus descubrimientos. Mientras caminaban, Sofía preguntó:

"¿Qué tenemos que buscar, mamá?"

"Buscaremos el Amor, el Sueño y la Felicidad. Son los ingredientes mágicos de nuestro cuento."

Primero fueron al parque, donde vieron a un grupo de niños jugando juntos.

"Mirá, mamá, ¡hay mucho amor entre ellos!"

"Sí, Sofía. El amor está en las amistades, en compartir risas y juegos. Lo encontraste, ¡bien hecho!"

Continuaron su aventura y llegaron a una biblioteca. Allí, Sofía vio a un anciano leyendo en voz alta a un grupo de pequeños.

"Eso es un sueño, ¿no? La gente compartiendo historias y creando nuevos mundos."

"Exactamente. Crear sueños es fundamental. Cada libro es una puerta a un nuevo viaje."

Después de dejar la biblioteca, se sentaron en una plaza a comer algo. Sofía empezó a dibujar en su cuaderno. Le mostró a su mamá un profundo bosque lleno de colores.

"¡Qué hermoso, Sofía! Esto es felicidad. La felicidad puede ser crear, reír y amar lo que hacemos."

Sofía, orgullosa, miró alrededor y dijo:

"¿Ty, encontramos ya esos tres ingredientes?"

Elena pensó por un momento y respondió:

"Sí, pero hay un ingrediente que estaba oculto. La verdadera magia está en pensar en lo que podemos dar a los demás. ¿Qué crees que podemos hacer?"

Sofía se puso a pensar. Luego dijo:

"Podríamos ayudar a los que no tienen amigos. O también pintar un arcoíris en el patio de la escuela."

"¡Esa es una idea maravillosa! ¿Por qué no hacemos un mural con todos nuestros colores?"

Las dos decidieron poner su plan en acción. Compraron pintura y se dirigen a la escuela. Allí, se encontraron a sus compañeros.

"¡Hola, chicos! Vamos a pintar un mural juntos."

Los niños, intrigados, accedieron entusiasmados. Con colores brillantes, comenzaban a llenar el patio con sonrisas y risas. Mientras pintaban, Sofía se dio cuenta de que estaban todos trabajando en equipo, y cuando se miraron, los ojos de los demás destruían esas dudas y miedos.

"Mamá, esto es tan divertido. Esto es amor, esto es un sueño... ¡esto es felicidad!"

Al terminar el mural, todos se dieron cuenta de que habían creado algo hermoso, pero lo más importante era la conexión que habían forjado entre ellos.

Esa tarde, al volver a casa, Sofía dijo:

"Mamá, creo que encontramos lo que buscábamos. El amor, el sueño y la felicidad están dentro de nosotros cuando compartimos con los demás."

"Así es, mi amor. La verdadera magia no solo está en los cuentos, sino en nuestras acciones. Cada día puede ser una nueva aventura."

Y así, Elena y Sofía aprendieron que vivir en un cuento de hadas es posible cuando, con amor y buenos sueños, llenamos nuestros días de felicidad, siempre dispuestos a compartirla. Desde entonces, cada noche Sofía escribe en su cuaderno sobre sus pequeñas aventuras, soñando en grande, porque cada día es una nueva oportunidad para crear magia.

Fin.

FIN.

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