El viaje de los sueños en China


Érase una vez en el pequeño pueblo de Villa Esperanza, donde se encontraba la escuela Primaria Los Sueños. En esta escuela había una clase muy especial, la clase de segundo A.

Sus estudiantes eran un grupo de niños y niñas llenos de energía y curiosidad. Un día, la maestra Gabriela les dio una emocionante noticia: "¡Chicos y chicas! ¡Este año haremos un viaje increíble! Vamos a visitar China".

Los ojos de los niños se iluminaron con emoción mientras imaginaban todas las aventuras que vivirían en ese lejano país. Con mucha alegría, comenzaron a prepararse para el viaje. Estudiaron sobre la cultura china, aprendieron algunas palabras en mandarín e incluso practicaron a comer con palillos.

Finalmente, llegó el día del tan esperado viaje. La maestra Gabriela y los veinticinco alumnos se subieron al avión y despegaron rumbo a China.

Durante el vuelo, estaban tan emocionados que no podían dejar de hablar sobre todo lo que querían hacer allí. Al llegar a Pekín, fueron recibidos por su guía turístico llamado Li Wei. Era un hombre amable y simpático que les enseñaría todos los secretos de China.

El primer lugar que visitaron fue la Gran Muralla China. Los niños quedaron maravillados al ver aquel gigantesco muro construido hace cientos de años para proteger al imperio chino. Subieron por las empinadas escaleras y disfrutaron del impresionante paisaje desde lo alto.

Después visitaron la Ciudad Prohibida, un antiguo palacio imperial lleno de tesoros y secretos. Allí aprendieron sobre la vida de los emperadores chinos y cómo se vivía en aquel lugar tan misterioso.

Un día, mientras paseaban por un mercado tradicional chino, uno de los niños llamado Juanito se perdió. La maestra Gabriela y sus compañeros lo buscaron desesperadamente, pero no lo encontraron por ningún lado. Mientras tanto, Juanito había conocido a una niña china llamada Mei Ling.

Ella también estaba perdida y juntos decidieron explorar la ciudad en busca de su grupo. Durante su aventura, descubrieron lugares increíbles como el Templo del Cielo y el Palacio de Verano.

Después de varias horas buscando, finalmente encontraron a la maestra Gabriela y al resto del grupo. Todos estaban muy preocupados por Juanito, pero al verlo sano y salvo sintieron un gran alivio. De regreso en Villa Esperanza, todos compartieron sus experiencias con entusiasmo.

Los niños aprendieron que aunque las diferencias culturales pueden parecer grandes, siempre hay cosas que nos unen como seres humanos: el amor por la familia, la amistad y las ganas de aprender. La clase de segundo A nunca olvidaría aquel viaje a China.

Los recuerdos vivirían en sus corazones para siempre. A partir de ese momento entendieron que cada experiencia es una oportunidad para crecer y aprender sobre el mundo que nos rodea.

Y así fue como esta pequeña clase descubrió que los sueños pueden hacerse realidad si tenemos el coraje suficiente para perseguirlos hasta el final.

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