El viaje de Lua y sus amigos



Había una vez una hermosa chica llamada Lua. Un día, decidió visitar a sus queridos tíos que vivían en un pueblo mágico en medio del bosque.

Lua estaba emocionada por el viaje y se preparó para emprender la aventura. Empacó su mochila con agua, comida y una brújula para no perderse. Tomó el camino que atravesaba el frondoso bosque y caminó durante horas disfrutando de la belleza natural que la rodeaba.

Sin embargo, Lua se distrajo mirando las mariposas multicolores y los pájaros cantando en los árboles y sin darse cuenta, se desvió del camino principal. Pronto se encontró perdida en medio del espeso bosque. Lua comenzó a sentirse asustada y preocupada.

No sabía cómo regresar al camino correcto para llegar a casa de sus tíos. Fue entonces cuando escuchó un ruido entre los arbustos. Era un conejo saltarín llamado Tito que había estado observándola desde lejos.

Se acercó a ella y dijo: "¡Hola, soy Tito! Pareces perdida, ¿necesitas ayuda?"Lua suspiró de alivio al encontrar a alguien amigable en aquel lugar desconocido.

Le explicó su situación a Tito y le preguntó si conocía el camino de regreso al pueblo de sus tíos. Tito pensativo respondió: "-No te preocupes, Lua. Conozco este bosque como la palma de mi pata trasera-. Te ayudaré a encontrar tu camino".

Juntos, caminaron por senderos estrechos mientras Tito señalaba diferentes árboles y rocas para que Lua pudiera recordar el camino de regreso. Pasaron por un arroyo cristalino donde se encontraron con una familia de patitos.

La mamá pata, llamada Margarita, notó la angustia en los ojos de Lua y preguntó: "-¿Qué te pasa, pequeña? ¿Necesitas ayuda?". Lua explicó su situación nuevamente mientras las lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas. Margarita, con ternura, le dijo: "-No llores, cariño. Nosotros también podemos ayudarte-.

Si sigues este arroyo hasta el final, llegarás al pueblo". Lua agradeció a Margarita y los patitos por su amabilidad y continuó su camino junto a Tito. Mientras caminaban cerca del arroyo, escucharon un ruido extraño proveniente de un árbol cercano.

Era Jorge el zorro curioso que había estado observando desde las sombras. Se acercó sigilosamente y dijo: "-Hola amigos, he estado escuchando tu historia-. Parece que necesitas encontrar el camino correcto". Jorge les mostró un atajo secreto que solo él conocía.

Les advirtió sobre algunos peligros en el camino pero aseguró que los guiaría hasta la salida del bosque. Guiados por Jorge, Lua y Tito atravesaron valientemente obstáculos como ramas entrelazadas y arbustos espinosos.

Finalmente llegaron a una clara pradera donde podían ver la luz del sol brillando entre los árboles. Lua saltaba de alegría al ver la salida tan cerca. Agradeció a Tito, Margarita y Jorge por su valiosa ayuda.

Prometió recordar siempre la importancia de prestar atención y no perderse en el bosque. Con una sonrisa en su rostro, Lua siguió el camino que conducía al pueblo de sus tíos. Llegó justo a tiempo para compartir un delicioso almuerzo con ellos.

Desde aquel día, Lua comprendió que siempre podemos encontrar ayuda en los lugares más inesperados. Y también aprendió a ser cuidadosa y atenta cuando se aventuraba en lugares desconocidos.

Y así, gracias a la amabilidad de los animales del bosque, Lua encontró su camino de regreso a casa y vivió muchas más aventuras mágicas junto a sus queridos tíos.

FIN.

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