El Viaje de Lucas y sus Estrellas



Había una vez un niño llamado Lucas. Lucas era un niño alegre que amaba dibujar estrellas. Cada noche, antes de dormir, llenaba su cuaderno con dibujos de diferentes tipos de estrellas: algunas grandes, otras pequeñas, de todos los colores del arcoíris.

Un día, cuando Lucas iba a la escuela, se sintió un poco cansado. Se lo mencionó a su mamá."Mamá, hoy me siento un poco flojo" -dijo Lucas. La mamá lo abrazó y le dijo."Está bien, cariño. A veces necesitamos descansar un poco. Te sentirás mejor".

Pero pasaron los días y Lucas seguía sintiéndose cansado. Entonces su mamá decidió llevarlo al doctor. El doctor le hizo algunas preguntas, le tomó un par de muestras y luego le dio una noticia que hizo que el corazón de Lucas latiera más rápido.

"Lucas, tengo que hablar contigo. A veces, en nuestro cuerpo, algunas células que ayudan a que estemos sanos pueden volverse un poco traviesas. Y eso es lo que te está pasando. Pero no te preocupes, vamos a trabajar juntos para que te sientas mejor" -le dijo el doctor con una sonrisa.

Lucas al escuchar esto, miró a su mamá y le preguntó: "¿Voy a tener que dejar de dibujar mis estrellas?"

La mamá le acarició la cabeza."No, mi amor, en realidad, las estrellas te van a ayudar a sentirte mejor. Hay un tratamiento que te ayudará a luchar contra esas células traviesas, y mientras tú luchas, nosotros iremos creando nuevas estrellas juntos".

Lucas se sintió un poquito asustado, pero también había algo que le daba esperanza. Así que aceptó ir al hospital donde iba a recibir su tratamiento. En su primer día en el hospital, Lucas conoció a otros niños. Había una niña llamada Sofía, que también estaba allí.

"Hola, yo soy Sofía. ¿Tú dibujas estrellas?" -preguntó Sofía con una amplia sonrisa.

"Sí, mucho. Pero ahora no sé si voy a poder hacerlo" -respondió Lucas un poco triste.

"Yo tengo una idea. Mientras estemos aquí, podemos dibujar juntas. ¡Podemos hacer un mural gigante de estrellas!" -sugirió Sofía con entusiasmo.

Lucas se iluminó."¡Sí! Eso sería genial!". Así, los dos niños empezaron a trabajar en su mural, llenando la pared del hospital con estrellas de todos los tamaños y colores.

Con cada día que pasaba, Lucas se sentía más fuerte. Los tratamientos eran un poco difíciles a veces, pero él miraba su mural y se recordaba a sí mismo que, igual que una estrella brilla más en la oscuridad, él también podía brillar a pesar de lo que estaba pasando.

"Mirañ, a cada estrella que dibujamos, ponemos un deseo para seguir luchando", dijo Sofía.

Lucas se detuvo a pensar. "Yo deseo sentirme fuerte como un superhéroe". Sofía sonrió."Y yo deseo que todos los niños se sientan bien pronto".

Juntos, siguieron pintando su mural y compartiendo risas e historias sobre lo que harían cuando todo terminara. Las estrellas se convirtieron en su símbolo de esperanza y valentía.

Después de muchas semanas, llegó el día en que Lucas terminó su tratamiento. Al salir del hospital, miró el mural lleno de estrellas y se sintió orgulloso. "Mira, Sofía, lo hicimos. Brillamos juntos en este lugar".

Sofía lo abrazó y le dijo. "Sí, y ahora cada vez que miremos al cielo recordaremos nuestra fuerza."

Lucas y Sofía se despidieron, pero sabían que siempre serían amigos, unidos por el brillo de sus estrellas.

Desde ese día, Lucas no solo dibujaba estrellas, sino que también pintaba el cielo con su sonrisa, contándole a todos sus amigos sobre la importancia de cuidar su salud y de nunca rendirse.

"Siempre es bueno hacer amigos en los momentos difíciles, porque juntos podemos brillar más" -decía Lucas a quienes lo escuchaban.

Y así, con su pasión por las estrellas, Lucas aprendió que la fuerza no viene solo de los músculos, sino también del amor y el apoyo de las personas que tenemos cerca. Cada día se volvió una nueva aventura, llena de sueños, risas y un mural de estrellas en su corazón.

FIN.

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