El Viaje de Lucho por la Gran Ciudad



Era un hermoso día soleado en Buenos Aires, y Lucho, un perrito de pelaje marrón y ojos brillantes, estaba ansioso por salir a pasear. Su dueña, Camila, lo llevó al parque, donde había muchos otros perros y niños jugando. Lucho se divirtió tanto corriendo tras una pelota que, en un descuido, se alejó un poco más de lo habitual. Cuando se dio cuenta, ya estaba lejos de Camila.

"¡Camila!", -ladró Lucho, pero no la veía. Comenzó a caminar buscando a su dueña, hasta que se dio cuenta de que estaba perdido en la gran ciudad.

La ciudad era mucho más grande de lo que había imaginado. Lucho vio luces brillantes y un montón de ruidos nuevos. Estaba confundido, pero no se desanimó. "Tengo que encontrar el camino de vuelta a casa", pensó y decidió explorar.

Mientras caminaba, se encontró con un grupo de patos en una fuente.

"¡Hola, amiguitos!", -dijo Lucho con alegría. "¿Saben cómo puedo volver al parque?"

"No lo sabemos, pero podrías preguntar a la señora que vende empanadas allí!", -graznaron los patos señalando.

Lucho, emocionado, se acercó a la señora de las empanadas.

"¡Hola, señora! Estoy perdido, ¿sabe cómo volver al parque?" -preguntó Lucho, moviendo la cola.

"¡Pobrecito! Claro que sí, sigue esa calle y gira a la derecha", -le respondió la señora, acariciando su cabeza. Lucho agradeció y siguió el camino indicado, pero pronto se dio cuenta de que no había encontrado el camino correcto. En cambio, se encontró en la Plaza de Mayo, donde había mucha gente.

Allí, conoció a un perrito llamado Gato, que era un experto en la vida de la ciudad.

"Hola, yo soy Gato. ¿Por qué lucís tan preocupado?"

"¡Me perdí! Estoy tratando de volver al parque donde estaba con mi dueña, Camila", -explicó Lucho.

"No te preocupes, amigo. Yo te ayudaré. Esta ciudad puede ser un poco complicada, pero si seguimos juntos, lo lograremos", -dijo Gato con confianza.

Juntos continuaron su aventura, cruzando calles y admirando los coloridos murales de la ciudad.

"¡Mirá ese! Es tan bonito", -exclamó Lucho.

"Sí, y hay mucho arte por descubrir aquí", -respondió Gato. Al avanzar, se toparon con un grupo de niños que jugaban en el parque, lo que hizo que Lucho menee su cola con emoción. Pero, se dio cuenta que no era su parque.

"Oh, no, no es el mío", -dijo Lucho, un poco triste.

Gato lo animó:

"No te preocupes, Lucho. Al menos conocés nuevos amigos. Lo más importante es no rendirse. Sigo pensando que podemos encontrar tu parque."

Mientras continuaban, el cielo comenzó a nublarse y empezaron a caer unas gotas de lluvia. Lucho miró a Gato.

"¡Oh no! ¡Nos vamos a empapar!"

"No hay problema. Siempre podemos refugiarnos en ese café de allá", -sugirió Gato, y corrieron hacia el refugio. Allí, encontraron a una amable mujer que les ofreció algunas galletas.

"Gracias, señora. Soy Lucho y estoy intentando volver al parque", -dijo él.

La mujer sonrió.

"Por supuesto, mi amor. Te puedo ayudar. Toma ese camino y sigue hasta la calle San Martín, ahí girás a la izquierda. Eso te llevará al parque más cercano", -le indicó mientras les daba unas galletas.

"¡Qué amable!", -respondió Lucho, mientras llenaban sus pancitas con galletas sabrosas.

Luego de un rato, cuando la lluvia paró, Lucho y Gato se despidieron de la mujer y siguieron las instrucciones. Al poco tiempo, se escucharon risas y ladridos familiares a lo lejos.

"¡Lucho!", -gritó la voz familiar de Camila.

Rápidamente, Lucho corrió hacia el sonido y, para su sorpresa, encontró a su dueña en el parque con lágrimas de felicidad.

"¡Lucho! ¡Pensé que no volverías más!" -lloró Camila abrazándolo.

"¡Estuve en una gran aventura, pero nunca dejé de buscarte!", -ladró Lucho emocionado.

Gato observó con alegría desde una distancia, sabiendo que había sido una parte importante en el viaje de Lucho.

"Gracias, Gato. Nunca olvidaré este día", -dijo Lucho.

"Siempre estaré cerca para ayudarte, amigo. La ciudad es un lugar grande, pero hay muchos amigos, solo tenés que seguir tu camino y nunca rendirte", -respondió Gato con una sonrisa.

Y así, Lucho volvió a casa, lleno de historias y valiosas enseñanzas sobre la amistad, la perseverancia y la belleza de ayudar a los demás en la inmensidad de la gran ciudad.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!