El Viaje de Lúmina y Elaris



En un bosque mágico, donde los árboles susurran secretos y los ríos cantan melodías, vivían dos mejores amigos: Lúmina, una hada brillante como el sol, y Elaris, un elfo sabio y bondadoso. Un día, mientras exploraban una cueva oculta, encontraron un espejo mágico que prometía cumplir deseos. Sin pensarlo dos veces, decidieron hacer un deseo juntos.

"¡Deseemos siempre ser amigos y vivir aventuras!", exclamó Lúmina, fluyendo en su entusiasmo.

"Sí, eso suena perfecto", respondió Elaris con una sonrisa.

Pero, al pronunciar el deseo, una luz intensa los envolvió y, de repente, se encontraron en extremos opuestos del bosque. Lúmina terminó en la orilla del Lago Brillante, mientras que Elaris se quedó atrapado en el Monte Rojizo.

"¿Dónde estás, Elaris?", gritó Lúmina llena de angustia.

"¡Estoy aquí! ¡Voy a buscarte!", respondió Elaris que, al no poder moverse, se sentía triste y solo.

Ambos sabían que debían encontrar el camino de regreso. En su búsqueda, Lúmina conoció a un pez dorado llamado Dorado.

"Si me ayuda a encontrar a Elaris, te regalaré un deseo", prometió Lúmina.

- “¡Trato hecho! Pero primero, debes cruzar el Lago Brillante sin mojarte”, respondió Dorado, con un brillo travieso en sus ojos.

Así que Lúmina comenzó a volar sobre el agua, creando un camino de luz con su magia. Pero el viento era fuerte y, de repente, una ráfaga la lanzó hacia el agua. Justo antes de caer, recordó las enseñanzas de Elaris sobre la fuerza del viento y decidió usar su magia para formar una burbuja de aire que la salvaría.

Tras cruzar el lago, Dorado le dio una pista sobre cómo llegar a Elaris. "¿Sabías que él está cerca de los árboles que cantan? Ahí encontrarás la primera parte del camino", explicó.

Mientras tanto, Elaris enfrentaba sus propios desafíos. Un grupo de duendes juguetones se había apoderado de su camino.

"Para seguir avanzando, debes hacernos reír", dijeron riendo.

"Entonces, escuchen esto: ¿Qué le dice una hoja a otra hoja?", preguntó Elaris.

"¿Qué?", respondieron los duendes.

"¡Te veo en el suelo!"

Los duendes estallaron en risas, y Elaris aprovechó la oportunidad para seguir avanzando hacia el bosque que cantaba. Mientras tanto, Lúmina se dirigió hacia el Bosque Silente, donde conoció a un búho sabio.

"¿Cómo puedo encontrar a mi amigo?", le preguntó Lúmina.

"Debes entender tu destino, joven hada. La amistad verdadera nunca se pierde, solo debe ser buscada", respondió el búho.

Impulsada por esas palabras, Lúmina continuó su búsqueda con renovada energía. Aunque enfrentó tormentas y caminos llenos de obstáculos, cada desafío la hacía más fuerte.

Finalmente, ambas criaturas llegaron al claro donde se encontraban los árboles que cantaban. Al mismo tiempo, soltaron un grito de emoción al ver a su querido amigo.

"¡Lúmina!", gritó Elaris.

"¡Elaris!", exclamó ella, volando hacia él. Se abrazaron con alegría.

"Lo logramos, ahora debemos volver para romper el hechizo del espejo", dijo Lúmina.

Unidos, cruzaron juntos el bosque hasta llegar al espejo. Con un toque de sus manos y un deseo sincero de que nunca más se separaran, el espejo brilló intensamente y, un instante después, estaba de nuevo en su cueva mágica.

"¿Lo hicimos?", preguntó Lúmina.

"¡Sí! ¡Y aprendimos que la verdadera amistad siempre encuentra el camino de regreso!", respondió Elaris.

A partir de ese día, Lúmina y Elaris siguieron teniendo aventuras, pero jamás se separaron. Juntos, aprendieron que, aunque el destino pueda ser caprichoso, la amistad es un lazo invisible que siempre los guiaría de vuelta el uno hacia el otro.

Fin.

FIN.

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