El viaje de Luna
En un bosque encantado, donde los árboles susurraban secretos al viento y las hadas bailaban entre las flores, vivía una coneja llamada Luna. Luna era curiosa y valiente, y siempre estaba en busca de nuevas aventuras.
Un día, mientras exploraba el bosque, Luna escuchó hablar de un árbol mágico que concedía deseos a aquellos que demostraran ser dignos de su sabiduría.
Intrigada por la idea de pedir un deseo especial, decidió emprender un viaje hacia lo más profundo del bosque para encontrar al árbol de la sabiduría. El camino no fue fácil. Luna tuvo que sortear obstáculos como ríos caudalosos y senderos llenos de espinas, pero su determinación era más fuerte que cualquier adversidad.
Finalmente, después de días de travesía, llegó ante un majestuoso árbol centenario cuyas raíces parecían llegar hasta el centro mismo de la tierra. -¡Oh gran árbol de la sabiduría! -exclamó Luna con voz temblorosa pero firme-.
He recorrido un largo camino para encontrarte y pedirte un deseo. ¿Serías tan amable de escucharme? El árbol permaneció en silencio por unos momentos antes de responder con una voz profunda y resonante: "Hija del bosque, te escucho.
Pero antes de concederte un deseo, debes superar tres pruebas que pondrán a prueba tu valentía, tu bondad y tu sabiduría". Luna asintió con determinación y se dispuso a enfrentar las pruebas que el árbol le había propuesto.
La primera prueba consistió en ayudar a una familia de pajaritos a construir su nido, demostrando así su bondad y solidaridad. La segunda prueba fue enfrentarse a sus miedos más profundos en medio de la oscuridad del bosque durante toda una noche.
Luna temblaba como una hoja al viento, pero logró mantenerse firme recordando todo lo aprendido en sus aventuras anteriores. Finalmente, la tercera prueba consistió en resolver un acertijo ancestral que ponía a prueba su ingenio y astucia.
Después de meditar profundamente durante horas bajo la sombra del árbol milenario, Luna logró dar con la respuesta correcta. Impresionado por la valentía y determinación de Luna para superar las pruebas impuestas, el árbol de la sabiduría decidió concederle su deseo.
-¡Oh gran árbol! -exclamó Luna emocionada-. Mi deseo es poder traer luz y alegría a todos los rincones del bosque encantado para que reine la armonía y la felicidad entre todos sus habitantes.
El árbol sonrió con benevolencia ante el noble deseo de Luna y extendió sus ramas cargadas de energía positiva sobre todo el bosque. Desde ese día en adelante, el bosque encantado brillaba con una luz especial que iluminaba los corazones de quienes lo habitaban.
Y así fue como la coneja Luna demostró que con valentía, bondad y sabiduría se pueden alcanzar los sueños más anhelados e inspirar a otros a seguir su ejemplo en busca del bien común.
FIN.