El viaje de Luna

Luna era una niña curiosa y aventurera que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Le encantaba su rutina diaria: jugar en el parque, visitar a su abuela y pasar tiempo con sus amigos.

Pero un día, sus padres le anunciaron que se mudarían a una ciudad lejana. Luna se sintió triste y asustada ante la idea de cambiar su vida por completo. -No quiero irme de aquí, no conozco a nadie en esa ciudad-, se quejó Luna.

Pero sus padres le explicaron que la mudanza era necesaria y que, a pesar de los cambios, ella encontraría nuevas aventuras y amigos. A regañadientes, Luna aceptó el cambio y se despidió de su querido pueblo.

Al llegar a la nueva ciudad, Luna se sintió abrumada por el bullicio y el ritmo acelerado de vida. Extrañaba su antigua rutina y se resistía a adaptarse.

Sin embargo, poco a poco, comenzó a explorar su nuevo entorno y conoció a niños que compartían sus intereses. Pronto, descubrió que la ciudad tenía parques maravillosos, museos fascinantes y personas amables. Luna aprendió que el cambio no siempre es fácil, pero puede traer nuevas oportunidades y experiencias emocionantes.

Finalmente, se dio cuenta de que la resistencia al cambio le había impedido ver las maravillas que la ciudad tenía para ofrecer. Desde entonces, Luna abrazó cada nueva experiencia con entusiasmo, sabiendo que el cambio puede ser el comienzo de grandes aventuras.