El viaje de Luna en busca del hogar perdido



Había una vez en la selva africana, una elefanta llamada Luna que vivía feliz junto a su familia en un claro rodeado de altos árboles.

Una tarde, mientras todos disfrutaban de la tranquilidad del atardecer, una gran tormenta se desató repentinamente. Los truenos retumbaban y los relámpagos iluminaban el cielo oscuro.

Luna y su familia se asustaron y comenzaron a correr para resguardarse, pero en medio de la confusión y el ruido ensordecedor, Luna se separó del grupo y se perdió en la densa selva. La lluvia caía con fuerza, dificultando su visión y orientación. Después de mucho caminar entre los árboles mojados y el barro, Luna decidió emprender un viaje para encontrar a su familia.

En su camino, se encontró con una jirafa llamada Margarita que pastaba cerca de un río.

- Hola Luna, ¿qué haces por aquí tan sola en medio de esta tormenta? -preguntó amablemente Margarita al ver a la elefanta desorientada. - Me he perdido de mi familia por culpa de la tormenta. ¿Podrías ayudarme a encontrarlos? -respondió Luna con tristeza. Margarita aceptó ayudar a Luna y juntas continuaron adentrándose en la selva.

Pronto se encontraron con Mono, quien saltaba entre las ramas buscando frutas para comer. - ¡Hola amiguitos! ¿En qué puedo ayudarlos hoy? -dijo Mono curioso al ver a las dos amigas animales.

- Estamos buscando a la familia de Luna, se ha perdido por culpa de la tormenta -explicó Margarita. - Yo conozco bien este lugar, puedo guiarlas hacia donde pueda estar su familia -ofreció Mono con entusiasmo.

Así fue como el trío inusual formado por Luna, Margarita y Mono siguió adelante en busca de la manada perdida. Mientras avanzaban entre lianas y arbustos espesos, vieron destellos brillantes que provenían de una pequeña luciérnaga llamada Lucía.

- ¡Buenas noches amigos! Veo que están buscando algo importante bajo esta noche estrellada -saludó Lucía parpadeando sus luces azules. - Sí, estamos tratando de encontrar a mi familia perdida debido a la tormenta -explicó Luna con esperanza.

- No teman queridos amigos, seguiré mis luces hasta llevarlos al lugar correcto donde podrán reencontrarse con los suyos -dijo Lucía guiándolos con destellos luminosos. Con determinación y trabajo en equipo, Luna junto a sus nuevos amigos siguieron las luces brillantes de Lucía hasta llegar al claro donde finalmente encontraron a su familia esperándola con alegría.

Abrazos emocionados fueron compartidos mientras celebraban haberse reunido nuevamente gracias al apoyo mutuo y solidario entre diferentes especies animales. Desde ese día en adelante, Luna valoraba aún más el poder del trabajo conjunto y la importancia del compañerismo sin importar las diferencias individuales.

Y así vivieron felices compartiendo aventuras juntos en esa maravillosa selva africana llena de sorpresas e enseñanzas para todos ellos.

FIN.

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