El Viaje de Luna y el Bosque Encantado



En un pequeño pueblo llamado Estrellita, vivía una niña curiosa llamada Luna. Desde que era muy pequeña, soñaba con aventuras increíbles y lugares mágicos. Una tarde, mientras exploraba el jardín de su abuela, encontró un pequeño camino cubierto de flores brillantes. No pudo resistir la tentación y decidió seguirlo.

Mientras caminaba, las flores parecían susurrarle secretos. De repente, llego a un bosque encantado lleno de árboles altos y brillantes. El aire olía a miel, y el canto de los pájaros sonaba como una melodía alegre. Luna estaba maravillada.

"¡Hola! ¿Quién anda por aquí?" -preguntó Luna, emocionada.

A su lado, apareció un pequeño ciervo con orejas largas y ojos chispeantes.

"Soy Lúmine, el guardián del bosque. ¿Eres nueva aquí?" -dijo el ciervo con una sonrisa.

"Sí, me llamo Luna. Este lugar es hermoso. ¡Quiero conocerlo todo!" -exclamó.

Lúmine se ofreció a mostrarle el bosque. Juntos, recorrieron praderas adornadas de flores de colores, ríos de agua cristalina y hasta un árbol gigante que hablaba. Luna estaba tan feliz que no quería que el día terminara.

"Pero, Luna, debes saber que no todo es color de rosa en el bosque. Hay una sombra que amenaza con apoderarse de él. Un viejo troll que vive en la cueva al final del sendero está muy enojado porque todos los animales lo han olvidado y no juegan más con él. Él quiere que el bosque se convierta en su hogar oscuro y triste" -comentó Lúmine, preocupado.

"¡Eso es terrible! Debemos ayudar al bosque y al troll" -dijo Luna, decidida.

Con la ayuda de Lúmine, Luna decidió visitar al troll. Cuando llegaron a la cueva, ella escuchó un llanto profundo.

"Hola, ¿hay alguien ahí?" -preguntó con suavidad.

"¡Vete! No quiero hablar con nadie!" -rugió el troll, con voz temblorosa.

"Pero, ¿por qué lloras?" -insistió Luna, sin temor.

El troll finalmente salió de la sombra y se presentó:

"Soy Gruñón. Nadie quiere jugar conmigo. Siempre estoy solo..." -su expresión era de tristeza y enojo al mismo tiempo.

Luna se sintió mal por el troll, y pensó en cómo podían arreglar la situación.

"Tal vez necesitarías nuevos amigos, Gruñón. Puedo ayudarte a organizar un gran juego con todos los animales del bosque. ¡Estoy segura de que se divertirían juntos!" -sugirió.

Gruñón se sorprendió por la proposición, pero sintió un pequeño rayo de esperanza.

"¿De verdad querrían jugar conmigo?" -dijo, con voz dudosa.

"¡Sí! Vamos, haremos una gran fiesta en la pradera. ¡Invitaré a todos!" -exclamó Luna, emocionada.

Así lo hicieron. Con la ayuda de Lúmine, Luna organizó juegos, bailes, y había un delicioso banquete de frutas para todos. Mascotas, pájaros y otros animales del bosque llegaron, al principio un poco tímidos, pero al ver a Gruñón sonriendo, se animaron.

"¡Bienvenido, Gruñón!" -gritó un conejo, brindándole una zanahoria.

El troll dudó, pero al ver a Luna, que lo estaba animando a unirse, decidió intentarlo. Al poco tiempo todos estaban riendo, jugando y bailando juntos. Gruñón se dio cuenta de cuánto disfrutaba de la compañía y del cariño que había perdido.

"No sabía que podía ser tan divertido tener amigos" -admitió, con una gran sonrisa en su rostro.

A partir de ese día, el bosque brilló aún más con la alegría de todos, y Gruñón, ahora parte del grupo, se convirtió en un amigo querido. Luna regresó a su hogar, satisfecha y con el corazón lleno, sabiendo que su pequeño viaje había cambiado la vida de muchos.

Luna aprendió que el amor y la amistad pueden vencer la soledad, y que a veces solo se necesita un poco de valentía para ayudar a aquellos que se sienten olvidados. Desde entonces, el bosque encantado y el pueblo de Estrellita vivieron en armonía, y Luna que cada vez que se sentía nostálgica, visitaba a su nuevo amigo en el bosque, recordando siempre que la amistad puede iluminar incluso los rincones más oscuros.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!