El viaje de Mari y el hada mágica


Mari era una niña muy curiosa y soñadora. Cada noche, antes de irse a dormir, cerraba los ojos y se sumergía en un mundo lleno de aventuras y magia. Pero esa noche algo especial iba a suceder.

Al quedarse profundamente dormida, Mari se vio transportada a un lugar mágico donde los árboles hablaban y los animales bailaban al ritmo del viento. Todo era tan hermoso que Mari no podía creerlo.

De repente, un hada apareció frente a ella con una sonrisa cálida y brillante. "Hola, Mari", dijo el hada con voz melodiosa. "He venido a cumplir tus sueños más anhelados". Mari estaba emocionada y no podía creer lo que escuchaba.

El hada le explicó que tenía la oportunidad de elegir tres deseos para que se hicieran realidad en ese maravilloso lugar. "¿En serio puedo pedir lo que quiera?" preguntó Mari emocionada.

"¡Claro! Tienes tres deseos para hacer realidad tus sueños más grandes", respondió el hada. Mari pensó detenidamente en lo que más anhelaba y decidió pedir su primer deseo: quería volar como un pájaro por el cielo azul.

En ese instante, sus pies se despegaron del suelo y comenzó a elevarse entre las nubes, sintiendo la brisa acariciar su rostro y la libertad en su corazón. Para su segundo deseo, Mari pidió poder hablar con los animales del bosque.

De repente, todos los animalitos se acercaron a ella y comenzaron a contarle historias maravillosas sobre sus vidas en el bosque. Fue una experiencia única e inolvidable. Y finalmente, para su tercer deseo, Mari pidió poder ayudar a las personas necesitadas.

En ese momento, el hada le entregó una varita mágica y le explicó que cada vez que la usara para hacer el bien, estaría ayudando a alguien en apuros. Mari regresó de su viaje onírico con el corazón lleno de alegría y gratitud.

Desde ese día, cada vez que cerraba los ojos para dormir sabía que sus sueños podían convertirse en realidad si creía en ellos con todo su corazón.

Y así fue como Mari aprendió la importancia de soñar en grande, ayudar a los demás y nunca dejar de creer en la magia que hay dentro de cada uno de nosotros. Porque al final del día, nuestros sueños pueden llevarnos a lugares inimaginables si tenemos fe en nosotros mismos.

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