El Viaje de María hacia las Estrellas
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de bosques encantados, una niña llamada María. Desde muy pequeña, María soñaba con ser un hada y recorrer todos los lugares mágicos que solo existían en su imaginación.
Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, María encontró un viejo libro con tapas de cuero y páginas amarillentas. Al abrirlo, descubrió que era un libro de hechizos y pociones mágicas.
Emocionada, decidió llevarlo a su casa para estudiarlo con más calma. Al caer la noche, cuando todos en el pueblo dormían, María comenzó a practicar los hechizos del libro.
Poco a poco, fue adquiriendo habilidades mágicas y se dio cuenta de que su sueño de convertirse en un hada estaba cada vez más cerca. Una noche, mientras practicaba vuelo en escoba en el patio trasero de su casa, un destello dorado iluminó el cielo estrellado.
De repente, apareció ante ella la Reina de las Hadas, una hermosa mujer vestida con sedas brillantes y alas resplandecientes. "María", dijo la Reina de las Hadas con voz melodiosa, "he oído tus deseos y he visto tu determinación por convertirte en una de nosotras.
Te propongo un desafío: deberás recorrer los lugares mágicos más lejanos y peligrosos para demostrar tu valentía y sabiduría". María aceptó el desafío sin dudarlo y al día siguiente emprendió su viaje hacia lo desconocido.
Durante su travesía conoció duendes traviesos que le enseñaron a confiar en sus instintos, hadas curanderas que le mostraron el valor de la empatía y dragones sabios que le transmitieron conocimientos ancestrales.
Después de enfrentar numerosas pruebas y desafíos, María llegó al Valle Encantado, donde se encontraba la Fuente de los Deseos. Ante ella se erguía un arco iris hecho de cristales brillantes que parecían susurrarle secretos ancestrales.
"María", resonó la voz cálida de la Reina de las Hadas a través del valle, "has demostrado tener un corazón puro y una voluntad inquebrantable. Por ello te nombro oficialmente como una Hada del Reino Mágico". Las lágrimas brotaron de los ojos emocionados de María mientras abrazaba a la Reina de las Hadas con gratitud.
Finalmente había logrado cumplir su sueño gracias a su perseverancia y amor por lo mágico.
Desde ese día en adelante, María se convirtió en una guardiana del Valle Encantado y velaba por la armonía entre todas las criaturas mágicas que habitaban en él. Y aunque visitaba muchos lugares increíbles durante sus aventuras diarias como hada, siempre recordaba con cariño aquel bosque donde todo comenzó: su hogar lleno magia donde los sueños se volvían realidad.
FIN.