El viaje de Mateo con Jesús



Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en Buenos Aires. A pesar de su corta edad, le encantaba leer sobre la historia y los viajes en el tiempo.

Un día, mientras exploraba un viejo libro en la biblioteca, encontró un extraño amuleto con inscripciones antiguas. Intrigado, Mateo decidió ponérselo y de repente se vio transportado a Jerusalén en tiempos de Jesús. Asombrado por lo que veía a su alrededor, decidió explorar la ciudad.

Mientras caminaba por las calles polvorientas, vio a un grupo de personas reunidas alrededor de alguien que hablaba con gran sabiduría y bondad. Era Jesús, enseñando a la multitud sobre el amor y la compasión.

Mateo se acercó lentamente, sin poder apartar la mirada del hombre que irradiaba paz y bondad. De repente, Jesús lo miró directamente a los ojos y sonrió. "¿Quién eres tú, pequeño viajero del tiempo?", preguntó Jesús con una sonrisa cálida.

"Soy Mateo", respondió el niño tembloroso pero emocionado. "Vengo del futuro y he venido a aprender de ti".

Jesús asintió con ternura y comenzó a contarle historias maravillosas sobre el amor incondicional, la importancia de ayudar al prójimo y cómo cada pequeña acción puede hacer una gran diferencia en el mundo. Los días pasaron volando para Mateo mientras aprendía valiosas lecciones de vida junto a Jesús. Sin embargo, pronto llegó el momento en que tuvo que regresar a su propio tiempo.

"¡No quiero irme! ¡Quiero quedarme contigo!", exclamó Mateo con tristeza en su voz. Jesús lo abrazó con cariño y le dijo: "Siempre llevarás mis enseñanzas en tu corazón, querido Mateo.

Y recuerda, no importa cuándo estemos separados por el tiempo o la distancia, siempre estaré contigo". Con lágrimas en los ojos pero lleno de gratitud por esta experiencia única, Mateo tocó nuevamente el amuleto y volvió a su época actual en Buenos Aires.

Desde ese día, Mateo llevaba consigo las enseñanzas de Jesús en cada paso que daba. Aprendió a ser más compasivo con los demás, a valorar cada momento como si fuera único y a esparcir amor allá donde iba.

Y así fue como un simple viaje en el tiempo cambió para siempre la vida de un niño curioso llamado Mateo.

FIN.

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