El Viaje de Mati a la Tierra de los Sentimientos



Era una vez en un pequeño pueblo llamado Colores, donde vivía una niña llamada Mati. Siempre estaba llena de alegría y sonrisas. Pero un día, una nube gris apareció sobre el pueblo, trayendo un virus llamado 'Desánimo'. Este virus hacía que todos, incluidos los amigos de Mati, se sintieran tristes y apagados.

"¿Por qué están todos tan tristes?" - preguntó Mati a su amiga Lía, quien solía reír a carcajadas.

"No lo sé, Mati. Desde que llegó este virus, todos perdimos las ganas de jugar y divertirnos" - respondió Lía con un susurro.

Mati decidió que no podía dejar que el virus se apoderara de su pueblo. Así que tomó su mochila y se dispuso a encontrar el mágico Bosque de los Sentimientos, donde se decía que habitaba un sabio conocido como el Guardián de la Alegría.

Mientras caminaba por el bosque, se encontró con un pequeño pájaro llamado Pipo, que parecía muy triste también.

"¿Por qué estás tan triste, Pipo?" - le preguntó Mati.

"No puedo cantar porque el virus me robó la alegría. ¡No tengo ganas de nada!" - respondió Pipo, con un tono melancólico.

Mati sintió una punzada en su corazón, pero tuvo una idea. "Quizás si cantamos juntos, podamos ahuyentar al virus.¡Vamos, cantemos!" - dijo, con entusiasmo.

Con un poco de duda, Pipo empezó a cantar una melodía suave. Al principio, su voz era temblorosa, pero Mati se unió y juntos comenzaron a llenar el aire con sus voces a medida que cantaban.

De pronto, una luz brillante apareció en el cielo.

"¡Mira eso!" - exclamó Mati, asombrada.

El Guardián de la Alegría, con sus grandes alas de color arcoíris, descendió entre los árboles.

"Niña valiente, veo que has venido a buscar la alegría. ¿Qué es lo que más anhelas para tu pueblo?" - preguntó el guardián con una voz suave.

"Queremos que el virus de Desánimo se vaya y todos puedan sonreír y jugar nuevamente" - respondió Mati.

El guardián sonrió. "La alegría se encuentra en compartirla. ¿Qué pasaría si les muestras cómo hacerlo?" - dijo, guiñándole un ojo.

Mati sintió un nuevo empoderamiento, y con la ayuda de Pipo y el Guardián, organizó un gran festival en el pueblo. Invitaron a todos los personajes del bosque y todo aquel que deseaba asistir.

Cuando llegaron al pueblo, las luces comenzaron a brillar, y se oyó música por doquier. La gente no podía resistirse a la alegría que emanaba de aquel festín.

"¡Mira, Mati! Todos están sonriendo de nuevo" - gritó Lía, maravillada.

Mati pensó por un momento. "¡Es cierto! La alegría es contagiosa cuando la compartimos. ¡Miren a nuestro alrededor!" - dijo, mientras comenzaron a bailar todos juntos.

El virus de Desánimo trató de infiltrarse, pero cuanto más reían y compartían, más pequeño se volvía. La luz de la alegría finalmente llenó cada rincón del pueblo.

El Guardián de la Alegría se acercó a Mati y le susurró. "Recuerda, la alegría viene de tus acciones. Comparte un abrazo, una risa, una canción, y nunca dejarás que la tristeza gane".

Con el regreso de los colores y las sonrisas, el pueblo de Colores renació. Desde entonces, Mati y sus amigos aprendieron que la alegría puede vencer cualquier tristeza cuando se comparte con amor y amistad.

Así, cada vez que alguien se sentía un poco triste, se acordaban de los hermosos momentos del festival, y la luz de la alegría brillaba una vez más en Colores.

FIN.

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