El viaje de Max y sus amigos


con un travieso y curioso mapache llamado Roco. El perrito, llamado Max, se emocionó al ver al conejito y le agradeció por su ayuda. Juntos, comenzaron a caminar por el bosque en busca del camino de regreso a casa.

Mientras avanzaban, Max notó que Roco los seguía de cerca, con una sonrisa juguetona en su rostro. "Hola, soy Max. ¿Y tú?" -preguntó el perrito con entusiasmo. "¡Hola Max! Soy Conejo.

Estoy feliz de ayudarte a encontrar tu hogar", respondió el pequeño conejito. Max y Conejo caminaron durante un rato hasta que llegaron a un río muy ancho y profundo. El agua parecía imposible de cruzar para ellos.

"Oh no, ¿cómo vamos a pasar ahora?", preguntó Max preocupado. Roco se acercó saltando entre las piedras del río sin mojarse ni un poquito. Sonrió lleno de orgullo y les dijo:"No se preocupen amigos, ¡yo sé cómo atravesar este río! Sigan mis pasos".

Max y Conejo siguieron atentamente los saltitos de Roco hasta llegar al otro lado del río sano y salvo. Estaban muy contentos por haber superado ese obstáculo juntos.

Continuaron caminando hasta que encontraron una colina empinada llena de árboles altos y resbaladizos. Parecía casi imposible subir hasta la cima. "¡Vaya! Esto sí que es complicado", exclamó Conejo desanimado. Roco miró la colina con astucia y les dijo:"No se preocupen, amigos.

¡Yo tengo una idea! Vamos a trepar juntos, uno encima del otro". Max y Conejo siguieron el plan de Roco y formaron una torre. Max era el primero en la base, luego Conejo se subió sobre él y finalmente Roco trepó hasta estar en la cima.

Todos estaban emocionados por haber superado ese desafío. Después de un rato caminando, llegaron a un claro donde encontraron varios animales jugando juntos: ardillas saltarinas, pájaros cantores y mariposas coloridas. "¡Qué divertido es jugar todos juntos!", exclamó Max emocionado.

Conejo asintió con alegría y propuso:"¿Por qué no jugamos a las escondidas? Será muy divertido". Roco aceptó la propuesta de Conejo y comenzaron a jugar entre risas y diversión.

Se divirtieron tanto que se les olvidó su objetivo inicial: encontrar el camino de regreso a casa. Cuando ya estaba oscureciendo, los tres amigos decidieron descansar bajo un árbol grande y acogedor. Estaban cansados pero felices por haber pasado un día lleno de aventuras.

"Gracias por todo, Conejo", dijo Max mientras bostezaba. "Sí, gracias por ayudarme también", añadió Roco. Conejo sonrió tiernamente y respondió:"No hay nada que agradecer. Lo importante es que nos hicimos amigos en el camino".

Al día siguiente, cuando despertaron bajo el sol brillante del bosque, los tres amigos recordaron su objetivo principal: ayudar a Max a encontrar su camino de regreso a casa. Con la ayuda de Conejo y las travesuras ingeniosas de Roco, finalmente encontraron el camino que llevaba a la casa de Max.

Estaban emocionados y felices por haber logrado su misión. Max se despidió con gratitud y prometió volver a visitar a sus nuevos amigos en el bosque.

Aprendió que, aunque estuviera perdido, siempre habría alguien dispuesto a ayudarlo si él estaba abierto a hacer nuevos amigos. Y así fue como Max, Conejo y Roco vivieron una aventura inolvidable llena de amistad, superación y diversión en el bosque encantado. Fin.

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