El viaje de Maya en busca de la reina y el apicultor



En lo más profundo de una colmena en un hermoso campo de flores, vivía Maya, una pequeña abeja muy curiosa y valiente.

Desde que era solo una larva, Maya soñaba con encontrar a la reina de la colmena y al apicultor que cuidaba de ellas. Pero nadie le había contado cómo eran ni dónde podía hallarlos.

Un día, mientras recolectaba néctar para hacer miel, escuchó a algunas abejas hablar sobre la majestuosa reina y el sabio apicultor que las protegía. Sin dudarlo un segundo, Maya decidió emprender un viaje en busca de ellos. Cruzó praderas llenas de coloridas flores, voló sobre ríos cristalinos y sorteó peligrosos insectos depredadores.

En su travesía se encontró con Lila, una mariposa amiga que le ofreció su ayuda. "¿A dónde vas tan decidida, Maya?" -preguntó Lila con curiosidad. "Estoy en busca de la reina de la colmena y del apicultor.

Quiero conocerlos y aprender todo lo que pueda", respondió Maya emocionada. "¡Qué valiente eres! Permíteme acompañarte en tu aventura", propuso Lila con entusiasmo. Juntas continuaron el viaje hasta llegar a un enorme rosal donde divisaron a Margarita, una abejita mensajera conocida por recorrer todas las colmenas del lugar.

"Hola Margarita, ¿sabes dónde podemos encontrar a la reina y al apicultor?" -preguntaron al unísono Maya y Lila. Margarita sonrió dulcemente y les indicó el camino hacia lo más alto del árbol más antiguo del bosque.

Allí encontrarían a la reina junto a sus obreras trabajando incansablemente y al apicultor observando amorosamente su labor desde lejos. Con determinación en sus alas, Maya y Lila emprendieron vuelo hacia el árbol milenario.

Al llegar arriba se quedaron maravilladas al ver a la imponente reina rodeada de abejas obreras danzando para comunicarse entre ellas. Y justo enfrente estaba el apicultor admirando con orgullo toda aquella actividad frenética pero organizada.

La reina percibió la presencia de las visitantes e invitó a Maya y Lila a acercarse. "¡Bienvenidas intrépidas exploradoras! ¿Qué las trae hasta aquí?", preguntó con voz melodiosa. Maya se adelantó temblorosa pero decidida. "Querida reina, he venido en busca de sabiduría y enseñanzas para llevarlas a nuestra colmena.

"La reina sonrió complacida por tanta determinación en tan diminuto ser. "Es admirable tu deseo querida Maya. Acompáñame esta tarde mientras te comparto los secretos de nuestro trabajo.

"Mientras tanto, Lila conversaba animadamente con el apicultor quien le explicaba pacientemente cada detalle sobre cómo cuidar las abejas para mantener el equilibrio natural del ecosistema. Al caer la tarde, Maya regresó transformada por todo lo aprendido durante ese día inolvidable. "Gracias querida reina por compartir tus conocimientos conmigo", expresó emocionada.

"Y gracias también al apicultor por protegernos siempre. "La reina extendió su mano hacia Maya como gesto de gratitud. "Recuerda pequeña abejita: trabajar juntas en armonía es fundamental para lograr grandes cosas.

"Con el corazón lleno de alegría y nuevos aprendizajes, Maya regresó a su colmena junto a Lila sintiéndose inspirada para transmitir todo lo aprendido a sus compañeras.

Desde ese día se convirtió en ejemplo no solo por su valentía sino también por su generosidad al compartir los secretos descubiertos junto a la majestuosa reina y el sabio apicultor.

FIN.

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