El viaje de Mel hacia la universidad


Mel era una niña muy curiosa y valiente que todos los días recorría un largo camino desde su casa hasta el aula 914 en la Universidad de Uade, donde asistía a clases.

En ese trayecto, Mel vivía grandes aventuras y conocía a personajes muy peculiares que la ayudaban a crecer y aprender. Una mañana soleada, Mel salió de su casa con su mochila llena de libros y lápices, lista para emprender su viaje hacia la universidad.

Mientras caminaba por las calles bulliciosas de Buenos Aires, se encontró con un gato callejero muy travieso llamado Rulo. "¡Hola Mel! ¿A dónde vas tan temprano?" preguntó Rulo con una sonrisa pícara en el rostro. "¡Hola Rulo! Voy a la universidad.

Hoy tengo una clase muy importante sobre planetas" respondió Mel emocionada. "¡Qué interesante! Yo sé muchas cosas sobre planetas. ¿Quieres que te acompañe en tu camino y te cuente algunas curiosidades?" propuso Rulo moviendo la cola.

Mel aceptó encantada la compañía del gato callejero y juntos continuaron su camino hacia Uade. Mientras caminaban, Rulo le contaba historias fascinantes sobre los diferentes planetas del sistema solar, despertando aún más la curiosidad de Mel por el universo.

De repente, al doblar en una esquina, se encontraron con un perro simpático llamado Ramón que estaba perdido y buscaba a su dueño.

"¡Hola amigos! ¿Han visto a mi dueño? Me llamo Ramón y me perdí mientras jugaba en el parque" dijo el perro con cara triste. "No te preocupes Ramón, vamos a ayudarte a encontrarlo" prometió Mel con determinación. Los tres amigos continuaron juntos su camino hacia Uade, buscando pistas para encontrar al dueño de Ramón.

Durante la búsqueda, descubrieron lugares hermosos de la ciudad que nunca antes habían visto y conocieron a personas amables que los guiaron en su misión.

Finalmente, luego de seguir varias pistas, lograron encontrar al dueño de Ramón quien lo recibió con alegría y gratitud. El dueño les contó que Ramón era un perro muy travieso pero también muy cariñoso, y les dio las gracias por haberlo ayudado a reunirse con él.

Con el corazón lleno de alegría por haber ayudado a Ramón y haber vivido tantas aventuras juntos, Mel llegó finalmente al aula 914 en Uade justo a tiempo para su clase sobre planetas.

Mientras tomaba asiento entre sus compañeros, recordaba todas las enseñanzas que había recibido durante ese increíble trayecto lleno de sorpresas e inesperadas amistades.

Desde ese día en adelante, Mel supo que cada trayecto hacia la universidad podía convertirse en una gran aventura si mantenía abiertos sus ojos y su corazón para descubrir nuevos mundos tanto dentro como fuera de las clases. Y así siguió creciendo como persona gracias a todas las experiencias vividas en aquel mágico camino hacia el conocimiento.

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