El viaje de Memo y la Memoria Enferma
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Memoria, donde todos los habitantes eran recuerdos vivientes. Cada uno de ellos representaba un momento especial en la vida de las personas: desde el primer beso hasta el cumpleaños más feliz.
En Memoria, la memoria estaba dividida en dos partes: la memoria en condiciones de salud y la memoria en condiciones de enfermedad.
La primera era brillante, colorida y llena de energía, mientras que la segunda era opaca, triste y olvidadiza. Un día, la memoria en condiciones de salud llamada Memo decidió visitar a su amiga Memoria Enferma para intentar ayudarla a recuperar su brillo.
Al llegar al sector más oscuro del pueblo, se encontró con Memoria Enferma sentada bajo un árbol llorando lágrimas hechas de recuerdos borrosos. "¡Hola Memo! ¿Qué te trae por aquí?" preguntó Memoria Enferma con voz débil. "Hola amiga, vine a traerte un poco de luz y alegría.
No quiero verte así", respondió Memo con ternura. Memo tomó la mano de Memoria Enferma y juntas comenzaron a caminar por el pueblo. Le mostraron fotos antiguas, escucharon canciones memorables y revivieron momentos felices que habían compartido juntas en el pasado.
Poco a poco, los colores empezaron a regresar al rostro de Memoria Enferma. Sus ojos brillaban nuevamente y su sonrisa iluminaba todo el lugar.
La memoria en condiciones de salud había logrado lo impensable: devolverle la alegría a su querida amiga enferma. "¡Gracias Memo! Gracias por recordarme quién soy realmente", dijo emocionada Memoria Enferma abrazando a su amiga. Desde ese día, Memo y Memoria Enferma se convirtieron en inseparables.
Juntas demostraron que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una chispa de esperanza capaz de encender incluso los recuerdos más olvidados. Y así, en el pueblo de Memoria, aprendieron que cuidar y valorar cada recuerdo es fundamental para mantener viva la llama del corazón.
FIN.