El Viaje de Nahuel
Había una vez en una ciudad luminosa y bulliciosa, un maestro llamado Nahuel. A Nahuel le encantaba enseñar a los chicos en su escuela, pero también había días en los que se sentía un poco cansado y perdido en la rutina de la clases. Un día, mientras corregía unos cuadernos usando sus nuevos lentes, tuvo una idea que le llenó el corazón de alegría. – "¡Quiero encontrar la felicidad haciendo algo diferente!" – dijo en voz alta.
Fue así que decidió que necesitaría una aventura. Con una sonrisa, armó una mochila con unos libros, lápices de colores y un mapa de la ciudad. Se despidió de sus alumnos por un rato. – "¡Nos vemos pronto! Estoy en una misión para encontrar la felicidad!" – les dijo.
Nahuel se aventuró por las calles de la ciudad con el corazón latiendo rápido de emoción. Mientras paseaba, vio un grupo de niños en un parque, jugando al fútbol. – "¡Hola, chicos! ¿Puede un maestro jugar con ustedes?" – preguntó.
Los niños, alegres y despreocupados, le respondieron: – "¡Claro, maestro Nahuel!" Festejaron y comenzaron a hacer los equipos. Nahuel jugó con ellos, corriendo y riendo. Fue muy divertido, pero después de un rato se dio cuenta de que quizás no era aquí donde encontraba su verdadera felicidad.
Continuó su recorrido y, más adelante, llegó a una plaza donde un grupo de artistas pintaba murales. Nahuel se detuvo a mirar. – "¿Podría aprender a pintar?" – preguntó emocionado.
Una de las artistas, llamada Lucía, le sonrió y le dijo: – "¡Por supuesto! Todos son bienvenidos a expresar su creatividad!"
Nahuel se unió a ellos y comenzó a experimentar con los colores. Se sintió tan libre y alegre, que no pudo evitar reírse mientras su pincel recorría la tela. – "¡Esto es increíble!" – exclamó, mientras hacía un gran sol amarillo en su mural.
Sin embargo, al día siguiente, se despertó sintiéndose un poco confundido de nuevo. Aunque la pintura lo hacía feliz, extrañaba compartir sus conocimientos con los niños y ver sus caras llenas de curiosidad. Así que decidió hacer una pausa y reflexionar.
Sentado en un banco del parque, sacó su cuaderno y empezó a escribir. – "¿Qué me hace realmente feliz?" Pensó en su amor por los niños. – "¡Ya sé! Puedo combinar la enseñanza con el arte!"
Con esa idea en mente, se puso a trabajar en su nuevo plan. Decidió organizar un taller de arte para niños en la plaza cada fin de semana. – "¡Voy a enseñarles a pintar!" – gritó emocionado, mientras le daba a su cuaderno un gran brochazo de pintura.
Cuando llegó el primer sábado, Nahuel estaba nervioso pero emocionado. Los niños comenzaron a llegar uno por uno. – "Hola a todos! – les dijo –. Hoy vamos a crear un mural juntos. ¡Vamos a llenar esta plaza de colores!"
A lo largo de la mañana, Nahuel enseñó a los niños a pintar su propia visión del sol, el cielo, y todo lo que les hacía felices. Todos reían y disfrutaban mientras las pinceladas llenaban el gran lienzo. Los padres de los niños se asomaban y aplaudían desde el costado, maravillados por la creatividad de los pequeños.
Cuando se terminó el mural, se hizo una pequeña ceremonia de inauguración. Los niños, Nahuel y sus papás celebraron juntos. – "¡Mirá lo que hicimos!" – decía uno de los niños, mientras señalaba su propio dibujo del sol.
Con una sonrisa de felicidad, Nahuel se dio cuenta de que había encontrado su lugar. – "¡Esto es ser feliz!" – pensó, sintiendo el cariño de los niños a su alrededor.
Desde aquel día, cada sábado se convirtió en un momento especial. Nahuel no solo enseñaba a los niños, sino también aprendía de ellos, y eso lo hacía sentir completo. Las risas, el color y la alegría renovaban su espíritu mientras compartía su pasión por el arte de una manera lúdica.
Y así, el maestro que buscaba la felicidad, encontró una nueva forma de vivir su vida, creando colores y sueños junto a sus alumnos. Todo gracias a la valentía de hacer un cambio y persiguiendo lo que realmente amaba. Con sus lentes puestos y el corazón abierto, Nahuel seguía cada semana sabiendo que la felicidad estaba en el viaje de compartir y aprender juntos.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.