El Viaje de Nico el Ciervo



En lo alto de las montañas de un hermoso valle, habitaba un joven ciervo llamado Nico. Con sus astas recién empezando a brotar, siempre soñaba con explorar más allá de su hogar. Su mayor deseo era conocer el lago que, según contaban los pájaros, era el más brillante de todos.

Un día, mientras pastaba en el prado, Nico se encontró con su mejor amigo, un perro llamado Lucas, que siempre lo acompañaba en sus pequeñas aventuras.

"¿Querés ir a buscar el lago juntos?" - le propuso Nico con entusiasmo.

"¡Claro! Pero tené cuidado con los cazadores, Nico. No es seguro aventurarse muy lejos" - respondió Lucas, un poco preocupado.

Pese a la advertencia de Lucas, Nico estaba decidido. Se despidieron del prado y comenzaron su camino.

Mientras avanzaban, escucharon el canto alegre de unos pájaros.

"¿De qué están hablando, Lucas?" - preguntó Nico.

"Creo que están hablando del lago. ¡Vamos a preguntarles!" - contestó Lucas, moviendo su cola con alegría.

Se acercaron a los árboles donde los pájaros se posaban y un hermoso canario, llamado Pío, los recibió.

"¡Hola, amigos! ¿Qué los trae por aquí?" - pregunto Pío.

"Vamos a buscar el lago brillante que todos mencionan, pero hemos escuchado que hay cazadores merodeando por la zona" - explicó Nico.

"Es una aventura muy emocionante, pero deben tener cuidado. Los cazadores no son amigos de la naturaleza" - advirtió Pío.

Nico asintió y decidió ser aún más cauteloso.

"¿Sabés de algún camino seguro hasta el lago?" - inquirió.

"Sí, sigan hacia la colina y luego den vuelta en el gran roble. Allí encontrarán un sendero que los llevará directo al lago. ¡No se olviden de cuidarse!" - informó Pío.

Con el corazón lleno de emoción, los dos amigos continuaron su camino. Sin embargo, cuando llegaron al gran roble, notaron que el sendero estaba muy cubierto de hojas.

"No sé si deberíamos ir por ahí, se ve un poco peligroso" - dijo Lucas.

"No podemos rendirnos, Lucas. ¡Estamos tan cerca!" - respondió Nico, lleno de determinación.

Decidiendo avanzar, comenzaron a caminar. Sin embargo, al poco rato, oyeron ruidos extraños que los pusieron nerviosos.

"¿Qué fue eso?" - preguntó Lucas con un ladrido nervioso.

"Es posible que sean los cazadores. Mejor quedémonos quietos y escuchemos" - sugirió Nico.

Escucharon atentas las hojas chocar y a lo lejos, capas de voces.

"¡No pueden estar muy lejos! Debemos encontrar a ese ciervo!" - dijo una voz profunda.

Los dos amigos se miraron, sintieron un escalofrío.

"Debemos irnos de aquí, ¡rápido!" - gritó Lucas.

Nico y Lucas comenzaron a correr, buscando un lugar seguro. En su carrera, vieron cómo se acercaba la sombra de los cazadores, y justo cuando pensaron que todo estaba perdido, se encontraron con un gran lago.

"¡El lago!", exclamó Nico, pero la tranquilidad del lugar se tornó extraña en ese momento. Había una gran sensación de peligro que lo envolvía.

"Nico, debemos escondernos bajo ese arbusto" - sugirió Lucas.

Cuando se escondieron, los cazadores llegaron al borde del lago.

"¿Dónde se habrá ido ese ciervo?" - lamentó uno de ellos.

"Tal vez deberíamos regresar. Es mejor no arriesgarnos" - recomendó el otro.

Los cazadores se fueron, dejando a nuestros amigos aún temblando y escondidos.

"¿Viste? ¡Lo logramos!" - susurró Lucas.

"Sí, pero nunca debemos olvidar el peligro que hay en el mundo" - dijo Nico, tomando una respiración honda.

Una vez que se aseguraron de que los cazadores se habían ido, salieron del arbusto y se acercaron al lago.

"Es verdaderamente hermoso" - murmuró Nico, admirando el brillo del agua.

"Sí, vale la pena haber venido, pero ahora sí, cuidemos mucho más cuando viajemos juntos" - recordó Lucas.

Sintiéndose satisfechos, se sentaron a disfrutar de la vista. Comprendieron que la aventura no solo se trataba de conocer nuevos lugares, sino también de cuidar de uno mismo y de quienes nos rodean.

Así, Nico y Lucas prometieron siempre ser cautelosos en sus futuras aventuras, recordando la importancia de la naturaleza y su protección.

Y desde aquel día, se convirtieron en los mejores cuidadores del bosque, compartiendo siempre sus historias y protegiendo a todos los que encontraban en su camino.

Fin.

FIN.

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