El Viaje de Nico y Lila
En una galaxia muy lejana, dos valientes astronautas, Nico y Lila, viajaban en su nave espacial, la Estrella Brillante. Era un día especial, porque estaban a punto de descubrir un nuevo planeta. El comunicador de la nave sonó.
"¡Nico, mira!", exclamó Lila, señalando un mapa lleno de estrellas.
"¡Es el planeta Zorbitos!", respondió Nico emocionado. "Dicen que está cubierto de montañas de caramelos y ríos de chocolate."
Nico y Lila se abrocharon los cinturones y prepararon la nave para aterrizar. Cuando finalmente tocaron el suelo, el paisaje que vieron era asombroso: árboles de gomitas, llanuras de malvavisco y el cielo lleno de estrellas brillantes que parecían acercarse. Sin embargo, el planeta no solo era dulce, también era un lugar misterioso; había ruidos extraños que resonaban entre las nubes de azucar.
"¿Escuchaste eso?", preguntó Lila con un guiño de preocupación.
"Sí, ¿y si son criaturas de Zorbitos?", dijo Nico.
Moviéndose con cautela, comenzaron a explorar el planeta. De repente, un grupo de pequeños seres apareció, ¡eran los Zorbitos! Con cuerpos suaves como nubes de azúcar, ojos grandes como pelotas de golf y sonrisas alegres. Los Zorbitos parecían amistosos, pero llamaron la atención de los astronautas.
"Nos ayudan a traer la alegría al universo", dijeron los Zorbitos con voces melodiosas.
"¿Pero cómo lo hacen?", preguntó Lila.
"Con nuestras dulces sorpresas, contamos historias y entretenemos a los viajeros. ¡Hoy, ustedes son nuestros invitados especiales!"
Nico y Lila se miraron sorprendidos. Nunca imaginaban que iban a vivir una experiencia tan dulce. Los Zorbitos los llevaron a su pueblo donde prepararon un festín: manjares de frutilla, hielo de vainilla y burbujas de chocolate.
"¡Esto es increíble!", gritó Nico mientras probaba un dulce que explotaba de sabor.
"Pero, ¿qué pasa si la felicidad desaparece?", se preguntó Lila.
Los Zorbitos se pusieron serios y comentaron:
"A veces, la tristeza llega cuando no se comparte la alegría. Por eso, necesitamos contar nuestras historias a todo el universo."
De repente, se hizo un silencio. Un Zorbito mayor, con barba de chicle y gorro de caramelo, se acercó a Lila y Nico.
"Queridos viajeros, tenemos un gran problema. Nuestras montañas de caramelos están disminuyendo, y sin ellas, no podremos seguir haciendo reír a los demás."
Lila se sintió impulsada a ayudar:
"¿Y si nosotros los ayudamos a encontrar más caramelos?"
"¿De verdad harían eso?", preguntaron los Zorbitos.
"¡Claro! Siempre es más divertido compartir aventuras."
Los Zorbitos les contaron que al otro lado de la montaña había un campo de caramelos raros, pero protecciones a su alrededor. Así que, juntos, decidieron enfrentarse al desafío. Con coraje y trabajo en equipo, los astronautas superaron trampas de chicles pegajosos, saltaron sobre ríos de soda burbujeante y finalmente llegaron al campo de caramelos.
"¡Lo logramos!", gritó Nico, saltando de alegría.
"Pero hay muchas más cosas por hacer. ¡Carguemos caramelos y volvamos!", sugirió Lila, sonriendo.
Con la ayuda de todos los Zorbitos, llenaron su nave con los caramelos más deliciosos del universo. Regresaron a la aldea donde los Zorbitos organizaban una gran fiesta para conmemorar la recuperación de sus dulces. Hubo danzas y risas hasta altas horas de la noche.
Al final de la fiesta, Nico y Lila se despidieron de sus nuevos amigos.
"Nunca olvidaremos lo que aprendimos aquí. La alegría se comparte", dijo Lila.
"Sí, y es importante ayudar en lo que podamos", agregó Nico.
Con el corazón lleno de felicidad, subieron a la Estrella Brillante y miraron por la ventana mientras se alejaban del planeta Zorbitos. Y así, aprendieron que la verdadera aventura no solo estaba en descubrir nuevos mundos, sino también en compartir momentos de alegría con los demás.
Y así, Nicolás y Lila continuaron sus aventuras por el espacio, siempre buscando nuevas historias y oportunidades para compartir más alegría por el universo.
Fin.
FIN.