El viaje de Nicolás hacia la identidad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Identidad, donde vivía Nicolás, un niño curioso y muy inquieto.

A Nicolás le encantaba hacer preguntas sobre todo lo que veía a su alrededor, pero últimamente se había obsesionado con saber qué era la identidad. Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Nicolás se encontró con su amiga Lola, una niña muy inteligente que siempre tenía respuestas para todas las preguntas de Nicolás.

"Hola Nicolás, ¿qué es lo que tanto te preocupa hoy?" -preguntó Lola. "Hola Lola! Estoy tratando de entender qué es la identidad. He escuchado esa palabra muchas veces pero no sé qué significa exactamente" -respondió Nicolás con curiosidad.

Lola pensó por un momento y luego le dijo a Nicolás: "La identidad es como tu huella digital, algo único que te hace ser quien eres. Es todo aquello que te diferencia de los demás y te hace especial".

Nicolás quedó impresionado con la explicación de Lola y decidió salir a investigar más sobre el tema. Se dirigió a la biblioteca del pueblo y comenzó a leer libros sobre identidad, hablando con diferentes personas para comprender mejor el concepto.

Pasaron los días y Nicolás seguía sin tener claro qué era la identidad. Hasta que un día, mientras jugaba en el parque, vio a un anciano sentado en un banco mirando fijamente un árbol.

Intrigado por la escena, se acercó al anciano y le preguntó: "Disculpe señor, ¿qué está haciendo?"El anciano sonrió y respondió: "Estoy observando este árbol porque me recuerda quién soy yo. Cada uno de nosotros tiene una historia única detrás de nuestra identidad.

Este árbol me recuerda mis raíces, mi pasado y todo lo que me ha hecho ser quien soy hoy".

Nicolás entendió entonces que la identidad no solo se trataba de características físicas o emocionales, sino también de nuestras experiencias pasadas y nuestra conexión con nuestro entorno. Lleno de emoción por haber descubierto finalmente el significado de la identidad, corrió hacia su casa para contarle a todos en el pueblo lo aprendido.

Desde ese día en adelante, Nicolás se convirtió en el guardián de la Villa Identidad, ayudando a todos a comprender la importancia de conocerse a sí mismos para poder compartirlo con los demás.

Y así fue como Nicolás logró encontrar su propia identidad mientras enseñaba a los demás sobre este valioso concepto que nos hace únicos e irrepetibles en este mundo tan diverso.

FIN.

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