El Viaje de Nubi y los Amiguetes del Clima



En un pintoresco pueblito rodeado de montañas y ríos, vivía Nubi, una nube de algodón suave y esponjosa. Nubi era feliz flotando en el cielo, pero, a menudo, se sentía sola. Un día, mientras miraba hacia abajo, vio a un grupo de niños jugando en el parque. Les deseó que el clima se mantuviera cálido y soleado para que pudieran jugar sin preocupaciones.

-Hola, chicos! -les gritó Nubi-. ¡Espero que sigan divirtiéndose!

Pero, justo en ese momento, dio un pequeño estornudo y, sin querer, comenzó a soltar gotitas de agua.

-Oh no, ¡perdón! -se disculpó Nubi, mientras se convertía en una nube más oscura.

De repente, el viento fuerte llegó y agitó a Nubi, empujándola con fuerza.

-¡Ufa, viento! ¡No me hagas esto! -clamó Nubi, pero el viento solo se reía.

-Es mi trabajo, Nubi. ¡Vamos a hacer algo divertido hoy! -rió el viento, mientras seguía empujándola en direcciones inesperadas.

A medida que Nubi flotaba, comenzó a sentirse un poco asustada.

-¿Qué pasará con los amigos de la tierra si llueve? -se preguntó, mientras el viento la arrastraba hacia un Valle lejano.

En ese lugar, Nubi conoció a un simpático río que brillaba bajo el sol.

-¡Hola, Nubi! -saludó el río-.

Te he estado esperando. Needed agua, así puedo correr feliz hacia el mar. ¡Es hora de que llueva un poco!

Nubi se sintió aliviada.

-Pero si llueve, quizás los niños se mojen y tengan que irse a casa. -dijo preocupada.

-Pero si llueve, las flores crecerán, los árboles se llenarán de vida y, cuando el sol vuelva, verás cómo todo se ilumina de colores. -explicó el río.

Nubi pensó en lo que había dicho el río.

-¡Tienes razón! Más las flores y los árboles son importantes -respondió Nubi, dispuesta a ayudar.

Entonces, Nubi se concentró. Con un fuerte estornudo, comenzó a liberar sus gotitas de lluvia, pero en una forma suave y juguetona, delicada como el rocío de la mañana.

Los niños, al sentir las primeras gotas, miraban al cielo emocionados.

-¡Miren! -gritó uno de ellos-. ¡Es Nubi! ¡Está lloviendo!

Sin embargo, Nubi no dejó que la lluvia los empujara a escapar.

-¡Quédense! -gritó alegremente-. ¡Esto es solo un poco de agua, perfecto para jugar en charcos!

Los niños lloraban de alegría y comenzaron a jugar bajo la lluvia, saltando en los charcos.

Sintiendo el espíritu de la diversión, el viento decidió unirse.

-¡Soplaré con suavidad para que se diviertan más! -dijo mientras arrastraba hojas y las hacía volar en el aire.

La lluvia y el viento se convirtieron en grandes compinches. Juntos, hicieron que los niños rieran, bailaran e incluso se deslizaran por el barro.

-Veo que ahora todos se están divirtiendo -dijo Nubi mientras se sentía feliz.

-Es lo que sucede cuando trabajamos juntos -respondió el viento, contento de ver a todos sonreír.

De repente, nubes más oscuras se acercaron a la escena. Era Tormenta, conocida por ser más seria.

-¿Qué está ocurriendo aquí? -gritó la Tormenta-. ¡Esto se supone que debía ser una tormenta feroz!

-Pero mira a los niños, ¿no son felices? -dijo Nubi valientemente.

-¡Si los asustas, se irán corriendo! -agregó el viento.

Tormenta miró a su alrededor y se dio cuenta de que no había nada de malo en dejar que los niños disfrutaran de esta lluvia amable.

-Quizá tienen razón. -dijo con una sonrisa-. Tal vez un ratito de diversión no esté tan mal después de todo.

Y así, las nubes oscuras decidieron quedarse un poco más, mezclándose con las otras precipitaciones, mientras los niños reían y jugaban. Los días siguientes, después de la lluvia, todo floreció nuevamente con colores vibrantes.

-Gracias, Nubi, viento y Tormenta -dijo el río alegremente-. La naturaleza necesita su tiempo para refrescarse y renovarse, y ustedes lo hicieron posible.

Y así, Nubi y sus amigos aprendieron que, aunque a veces el clima puede parecer intrusivo, en realidad trae consigo oportunidades de alegría y aventuras maravillosas, y sobre todo, la importancia de trabajar en equipo.

Desde ese día, Nubi nunca se sintió sola. Se dio cuenta de que cada nube, cada ráfaga de viento, y cada lluvia tiene su propósito y su magia.

Y, al final del día, todos en el pueblito agradecían al clima por traer consigo esas historias que los unían y hacían crecer a la naturaleza.

-¿Quieren que llueva de nuevo? -preguntó Nubi, mientras se disfrazaba de nube juguetona, uniendo así a todos de nuevo.

-¡Sí! -gritaron los niños con alegría, dispuestos a disfrutar nuevamente juntos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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