El Viaje de Nuni



Había una vez un niño llamado Nuni, que vivía en una comunidad qom, rodeado de maravillas en la naturaleza y de un rico bagaje cultural. Nuni amaba las historias que su abuela contaba sobre la vida de sus antepasados, sobre cómo vivían en armonía con el río y los bosques. Un día, en una charla con su abuela, Nuni le preguntó:

"Abuela, ¿por qué no podemos contarle a todos sobre nuestras costumbres y tradiciones?"

Su abuela sonrió y respondió:

"Las costumbres son el corazón de nuestra identidad. Pero a veces, es importante conocer al mundo y hacer que también nos conozcan a nosotros."

Intrigado por estas palabras, Nuni decidió que quería explorar más allá de su comunidad, así que un día decidió emprender un viaje por el bosque cercano, con la idea de encontrar nuevas amistades y contarles acerca de su cultura.

Mientras caminaba, se encontró con un grupo de niños de un pueblo vecino, jugando al fútbol. Nuni se acercó y los observó un rato. Finalmente, uno de los chicos lo notó y le dijo:

"¡Hola! ¿Querés jugar?"

"Claro. Soy Nuni, de la comunidad qom," respondió Nuni con entusiasmo.

Al principio, los otros niños no sabían qué pensar. Sin embargo, Nuni fue muy hábil y pronto se unió al juego. Después de un rato, se hicieron amigos y comenzaron a compartir historias.

Uno de los chicos, llamado Lucas, preguntó:

"¿Y cómo son las cosas en tu comunidad?"

Nuni sonrió y dijo:

"Usamos la naturaleza para vivir. Cazamos, pescamos y recogemos frutas. La selva es nuestro hogar, y el río es nuestro amigo."

Los niños estaban fascinados y querían saber más sobre las costumbres de Nuni.

"¿Hacen fiestas?" preguntó una niña llamada Ana.

"Sí, tenemos una fiesta especialmente para celebrar la cosecha," explicó Nuni. "Bailamos y cantamos. ¡Es muy divertido!"

Decidido a mostrarles su cultura, Nuni les propuso:

"¿Quieren venir a nuestra comunidad? Puedo mostrarles cómo celebramos."

Los niños se entusiasmaron con la idea. Así fue como acordaron que, al siguiente fin de semana, Nuni llevaría a sus nuevos amigos a su hogar.

El día esperado llegó y Nuni se despertó muy emocionado. Ese día, su comunidad celebraba la Fiesta de la Cosecha. El aire estaba lleno de música, risas y el aroma de la comida. Nuni guió a sus amigos mientras ellos quedaban maravillados por los colores, ritmos y sonrisas de todos.

Cuando llegaron a la fiesta, Nuni les presentó a su familia:

"¡Mamá, papá! ¡Estos son mis amigos!"

Sus padres les dieron una cálida bienvenida y les ofrecieron comida típica, como tortas de maíz y pescado asado.

Mientras comían, Nuni les contaba sobre sus costumbres y les enseñaba algunos bailes tradicionales. Todos reían, bailaban y se disfrutaban tanto que comenzaron a sentirse como parte de la comunidad.

Sin embargo, durante la celebración, un niño del pueblo qom empezó a sentirse desplazado. Se acercó a Nuni y le dijo:

"¿Por qué trajiste a otros niños? ¿No somos suficientes?"

Nuni, comprendiendo la preocupación de su amigo, le respondió:

"Porque nuestras historias y costumbres son hermosas, y merecen ser compartidas. Ellos también pueden aprender de nosotros y, así, todos podemos hacernos amigos."

Este mensaje caló hondo en el niño y, rápidamente, entendió que la diversidad es un regalo y que compartir permite que todos aprendan y crezcan.

La fiesta continuó y Nuni y sus amigos jugaron juntos, riendo y cantando. Al final del día, todos prometieron volver a verse y seguir compartiendo entre sus comunidades.

Cuando Nuni regresó a su casa, su abuela lo esperaba con una sonrisa orgullosa.

"¿Y cómo te fue, querido?"

"Fue increíble, abuela. Conocí a nuevos amigos y ellos aprendieron sobre nuestra cultura. ¡Tienen ganas de volver!"

La abuela lo abrazó, contenta.

"Eso es maravilloso, Nuni. Cada vez que compartimos nuestras costumbres, creamos puentes de amistad."

Desde ese día, Nuni se convirtió en un embajador de su cultura, llevándola más allá de su comunidad, haciendo amigos y sumando disfrute a su vida y la de los demás.

Y así, Nuni aprendió que la diversidad era una fuerza poderosa en el mundo, y que era hermoso compartir lo que uno es, porque todo se vuelve más rico y gracioso cuando se celebra la diversidad.

Los niños del pueblo vecino a menudo regresaban a la comunidad de Nuni, y juntos crearon una hermosa amistad basada en el respeto y el amor por las costumbres del otro.

La historia de Nuni se convirtió en un ejemplo de cómo, a través del conocimiento y la amistad, puedes enseñar a otros sobre tu cultura y, al mismo tiempo, aprender de ellos.

Y así, cada uno brilla a su manera, haciendo del mundo un lugar más colorido y feliz.

FIN.

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