El viaje de Olivia Gatito


Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Tortalandia, una torta muy especial llamada Tarde. Tarde era diferente a las demás tortas del lugar porque tenía la habilidad de hablar y pensar como los humanos.

Tarde vivía en una panadería junto a su abuelo, el señor Torto, quien era un maestro pastelero muy reconocido en toda la región. Juntos, hacían las tortas más deliciosas de todo el pueblo.

Un día soleado, mientras Tarde estaba descansando en el mostrador de la panadería, llegó alguien inesperado: Olivia Gatito, una gatita curiosa y aventurera que había perdido su camino.

Olivia se acercó tímidamente a Tarde y le preguntó:"Disculpa, ¿podrías ayudarme? Me he perdido y no sé cómo volver a mi hogar". Tarde se sintió conmovida por la situación de Olivia y decidió ayudarla. Le explicó cómo llegar al bosque donde vivía junto a su familia felina.

"Debes seguir por esta calle hasta llegar al gran árbol morado", dijo Tarde señalando hacia afuera. "Luego giras a la izquierda y caminas unos metros hasta encontrar un riachuelo. Ahí encontrarás tu hogar". Olivia le dio las gracias emocionada y siguió las indicaciones de Tarde.

Sin embargo, mientras caminaba hacia el bosque, un fuerte viento sopló llevándose sus huellas. Olivia quedó desorientada nuevamente e incapaz de recordar cómo regresar a casa. Mientras tanto, en la panadería, Tarde comenzaba a preocuparse por la gatita.

Decidió buscarla y traerla de vuelta a salvo. Tarde recorrió el pueblo preguntando a todos si habían visto a Olivia, pero nadie sabía nada.

Justo cuando estaba a punto de perder la esperanza, vio algo brillante en el suelo: un collar con una etiqueta que decía —"Olivia" . Con renovadas energías, Tarde siguió el rastro del collar hasta llegar al mercado del pueblo. Allí encontró a Olivia rodeada de alimentos y juguetes.

La gatita había encontrado un nuevo hogar, pero no se sentía feliz. "¡Tarde! ¡Qué alegría verte!" exclamó Olivia al ver a su amiga torta. "Pero siento que algo falta en mi vida aquí". Tarde entendió que Olivia extrañaba su familia y su hogar en el bosque.

Juntas idearon un plan para ayudarla a regresar. Al día siguiente, durante la feria anual del pueblo, Tarde organizó un concurso de pasteles donde el premio sería una gran canasta llena de comida para animales.

Sabiendo que los dueños de mascotas asistirían al evento, Tarde esperaba encontrar allí a alguien que supiera cómo llegar al bosque donde vivía Olivia. El concurso fue todo un éxito y atrajo mucha gente al lugar.

Entre los participantes se encontraba Don Gato, quien era dueño de varios perros y conocía muy bien la ubicación del bosque. Don Gato ganó el concurso gracias a su exquisito pastel hecho con amor y dedicación.

Cuando Tarde le entregó el premio, le explicó sobre la situación de Olivia Gatito y cómo necesitaba regresar a casa. Don Gato se conmovió por la historia y decidió ayudar a Olivia. Juntos, Don Gato, Tarde y Olivia emprendieron un viaje de regreso al bosque.

Finalmente, llegaron al riachuelo donde Olivia había perdido el rumbo. La gatita reconoció el lugar y corrió emocionada hacia su familia que la esperaba ansiosa. "¡Olivia! ¡Estábamos tan preocupados!" exclamó su mamá felina mientras le daba un cálido abrazo.

Olivia se despidió de Tarde y Don Gato con lágrimas en los ojos. Estaba agradecida por toda la ayuda recibida y prometió visitarlos siempre que pudiera.

Tarde volvió a la panadería junto a su abuelo, pero ahora tenía una nueva amiga en su corazón: Olivia Gatito. Ambas habían aprendido sobre la importancia del hogar y cómo el amor puede llevarnos de vuelta a donde pertenecemos.

Desde ese día, Tarde continuó haciendo las tortas más deliciosas de Tortalandia, pero también hizo algo nuevo: ayudar a otros que estaban perdidos para encontrar su camino de regreso al hogar.

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