El Viaje de Pato y sus Amigos
En un pequeño pueblo rodeado de un inmenso bosque, vivía un patito muy curioso llamado Pato. Pato siempre soñaba con aventuras y un día decidió que era momento de explorar más allá de su charquito.
Mientras caminaba, se encontró con su amigo, el conejo Fermín. Fermín estaba muy emocionado.
"¡Pato, hoy voy a hacer una picada en el bosque! He traído pizza, ¿te gustaría venir?"
"¡Claro que sí! , me encanta la pizza. ¿Dónde vas a hacerla?"
"En el claro del bosque, bajo la luz de la luna. Será genial".
Pato y Fermín subieron al carro que el papá de Fermín había dejado para ellos. Era un carro viejo, pero brillante y lleno de historias. Con mucho esfuerzo, llegaron al claro del bosque justo al atardecer. El lugar era mágico, los árboles danzaban con el viento y las flores parecían sonreírles.
Mientras Fermín preparaba la pizza, Pato decidió explorar un poco más. De repente, tropezó con algo brillante.
"¡Mirá, Fermín!"
"¿Qué es eso?"
"Es un pantalón enorme, parece de un gigante."
"¿Un pantalón gigante? ¡Eso es raro!"
Ambos se acercaron y empezaron a inspeccionar el pantalón. Mientras lo movían, se dieron cuenta de que había una trampilla que llevaba a un oscuro túnel.
"¿Nos meteremos en el túnel?"
"No sé, parece un poco aterrador…"
"Vamos, será una aventura. Al menos podemos asomarnos".
Con mucha curiosidad, se adentraron un poco en el túnel y lo que encontraron fue sorprendente: pinturas en las paredes que contaban la historia del bosque y sus criaturas.
"¡Mirá eso, Fermín!"¡Increíble! ¡Una ciudad secreta de animales!"
"¿Crees que vivan aquí?"
"Tal vez, debemos dejarlos saber que no queremos problemas".
En eso escucharon un ruido y vieron a un viejo búho.
"¿Quiénes son ustedes?"
"¡Hola! Somos Pato y Fermín. Encontramos el túnel por accidente."
"¿Un túnel? ¡No muchos llegan aquí! Somos los guardianes del bosque, y tenemos un problema."
"¿Un problema? ¿Qué podemos hacer?"
"Cada luna llena, un grupo de animales necesita ayuda para encontrar el camino al lago, pero están muy asustados por los ruidos de la noche".
Pato y Fermín se miraron emocionados.
"¡Podemos ayudarlos!"
"¿En serio? ¡Eso sería maravilloso!"
Así, los amigos se pusieron a trabajar. Decoraron el camino con flores y dejaron trozos de pizza como señal.
"Los animales seguirán el olor de la pizza. ¡Es genial!"
"Y la luna iluminará nuestro camino".
Cuando llegó la noche, se sentaron juntos bajo la luz de la luna, esperando que los animales llegaran. Poco a poco, un grupo de criaturas curiosas fue apareciendo: zorros, ciervos y hasta un pequeño tejón.
"¡Bienvenidos! ¡Sigan el camino de flores y pizza!"
"¿De verdad nos ayudarán?"
"¡Por supuesto! Solo tienen que seguirnos".
Finalmente, todos llegaron al lago, donde se desató la alegría.
"¡Lo logramos!"
"¡Gracias, Pato y Fermín! Sin ustedes, no habríamos encontrado el camino".
Ese fue el mejor día de Pato. Y mientras volvían al claro donde habían dejado la pizza, se dieron cuenta de que trabajar juntos por una buena causa les había dado una gran aventura y nuevos amigos.
Bajo la luna brillante, disfrutaron de las rebanadas de pizza hablando sobre su próxima gran aventura.
"¿Te imaginas que habrá algo aún más emocionante que esto?"
"¡No lo sé, pero estoy listo para lo que venga!".
Y así, las risas y los sueños de aventuras llenaron el aire mientras los árboles susurraban entre sí, sabiendo que el bosque siempre guardaría segredos y maravillas.
Desde ese día, Pato y Fermín se convirtieron en los mejores aventureros del bosque, siempre listos para ayudar a los que lo necesitaban y descubrir los misterios de la naturaleza.
FIN.