El viaje de Pelucón
Había una vez en un lejano jardín de infantes, un monstruo muy especial llamado Pelucón.
Pelucón era un monstruo diferente a los demás, ya que en lugar de asustar a los niños y niñas, él quería llevarles alegría y diversión. Un día, Pelucón decidió emprender un viaje por todas las casas de los nenes y nenas del jardín para conocerlos mejor y hacer nuevos amigos.
Con su pelaje multicolor y sus grandes ojos brillantes, Pelucón se adentró en la aventura más emocionante de su vida. Al llegar a la primera casa, se encontró con Martina, una niña tímida que estaba triste porque había perdido su juguete favorito.
Pelucón se acercó a ella con cariño y le dijo:- Hola Martina, soy Pelucón el monstruo de colores. ¿En qué puedo ayudarte? Martina levantó la mirada sorprendida al ver al amigable monstruo y le contó sobre su juguete perdido.
Sin dudarlo, Pelucón comenzó a buscar por toda la casa hasta encontrarlo escondido detrás del sillón. La sonrisa de Martina iluminó la habitación gracias a la ayuda de su nuevo amigo.
Juntos continuaron el viaje visitando otras casas donde conocieron a Tomás, un niño travieso que no quería dormir temiendo tener pesadillas. Pelucón se sentó junto a él en la cama y le dijo:- Tomás, las pesadillas solo existen en nuestra imaginación. Si piensas en cosas bonitas antes de dormir, tus sueños serán maravillosos.
Tomás escuchó atentamente las palabras sabias del monstruo de colores y decidió probar lo que le sugería. Esa noche soñó con aventuras increíbles que lo hicieron despertar feliz al día siguiente.
El viaje de Pelucón continuaba llenando los corazones de los niños y niñas con alegría y enseñanzas valiosas. En cada casa dejaba un mensaje positivo e inspirador que siempre era bien recibido por todos.
Sin embargo, en una casa particularmente triste encontraron a Sofía, una niña que había perdido la esperanza debido a una situación difícil por la que estaba pasando su familia. Pelucón sintió el peso del dolor en el ambiente pero no se rindió.
- Sofía -dijo con ternura-, aunque las cosas parezcan difíciles ahora, recuerda que siempre hay luz al final del túnel. Juntos podemos enfrentar cualquier adversidad. Con cada palabra reconfortante del monstruo de colores, Sofía empezó a sentir esperanza renovada en su corazón.
Poco a poco volvió la sonrisa a su rostro mientras entendía que no estaba sola gracias al apoyo incondicional de sus nuevos amigos.
Así fue como Pelucón logró transformar vidas con su bondad y solidaridad durante aquel increíble viaje por las casas de los nenes y nenas del jardín. Al finalizar su travesía regresó al jardín llevándose consigo el cariño eterno de todos aquellos pequeños corazones llenos de gratitud hacia él.
Desde entonces, cada vez que alguien necesitaba una dosis extra de amor o ánimo recordaban al entrañable monstruo de colores que les enseñaba valiosas lecciones para toda la vida.
FIN.