El Viaje de Rina



Era un hermoso día en el jardín de flores donde vivía Rina, una mariposa de colores vibrantes. Rina pasaba sus días volando entre las flores y disfrutando de la brisa suave. Pero un día, mientras estaba descansando sobre una hoja, escuchó a dos insectos conversando.

"¿Viste que Susi la oruga no ha salido a jugar?" - dijo uno de ellos con voz preocupada.

"Sí, la vi atrapada entre algunas ramas. Dicen que no puede salir" - respondió el otro.

Rina se alarmó. Susi siempre había sido su mejor amiga, y no podía imaginarla en peligro. Sin pensarlo dos veces, decidió ir a buscarla.

"¡Tengo que ayudarla!" - exclamó Rina mientras batía sus alas.

El viaje hacia el lugar donde estaba Susi resultó ser más complicado de lo que Rina había anticipado. Pronto se encontró con un gran charco de agua.

"¿Y ahora cómo voy a cruzar esto?" - se preguntó Rina, mirando el agua turbia.

Pero en ese momento, se dio cuenta de que no podía rendirse. Con determinación, comenzó a buscar un camino alternativo. Observó alrededor y encontró unas hojas flotantes.

"¡Eso es!" - gritó emocionada.

Saltó de hoja en hoja, usando su agilidad para llegar al otro lado del charco. Sin embargo, al llegar, notó que una fuerte corriente de viento la hacía tambalearse.

"¡Ay, qué difícil es esto!" - se quejó Rina, pero recordó la importancia de ser resiliente.

"Debo seguir adelante, Susi me necesita" - se recordó a sí misma.

Finalmente, Rina llegó a un arbusto espeso donde había escuchado que Susi estaba atrapada. Ella empezó a buscarla entre las ramas.

"¡Susi!" - llamó.

Después de unos momentos de angustiosa búsqueda, Rina escuchó una respuesta débil.

"¡Rina! Aquí estoy, bajo estas hojas" - respondió Susi.

Rina se apresuró y, rápido, despejó las ramas. Cuando vio a Susi, su corazón se llenó de alivio.

"¡Susi, te encontré!" - exclamó Rina mientras abrazaba a su amiga.

"¡Gracias, Rina! No sé qué habría hecho sin ti. Estaba tan asustada" - dijo Susi, con lágrimas en los ojos.

Entonces, Rina se dio cuenta de que su amiga también necesitaba aprender a ser resiliente.

"No te preocupes, Susi. Juntas podemos superar cualquier obstáculo" - le prometió Rina.

Sin embargo, aún debían salir de aquel arbusto.

"Pero, ¿cómo salimos?" - preguntó Susi, mirando a su alrededor.

Rina observó el espacio y vio un rayo de sol que iluminaba una parte del arbusto.

"Debemos mover esas hojas más grandes. Con esfuerzo, juntas podemos hacerlo" - sugirió.

"¡Tienes razón! ¡Vamos, cuenta hasta tres!" - dijo Susi, entusiasmada.

"Uno... dos... ¡tres!" - juntas empujaron las hojas. Con un gran esfuerzo, abrieron un camino suficiente para que Susi pudiera salir.

Cuando finalmente lograron salir, Rina y Susi se miraron, felices y orgullosas de haber superado aquel desafío juntas.

"No sabía que podías ser tan fuerte, Rina" - dijo Susi, admirándola.

"Y yo me di cuenta de que tú también eres valiente. Eres más fuerte de lo que piensas, Susi" - respondió Rina con una sonrisa.

A partir de ese día, Rina y Susi no solo se hicieron más unidas, sino que también aprendieron la importancia de la resiliencia y la lealtad. Juntas, se prometieron nunca rendirse y siempre apoyarse en los momentos difíciles.

El jardín se llenó de colores mientras ambas compartían nuevas aventuras, y donde quiera que volara Rina, Susi estaría allí, demostrando que la verdadera amistad supera cualquier obstáculo.

FIN.

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