El Viaje de Rosa y Juan



Había una vez una madre campecina llamada Rosa, quien tenía 83 años. Vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y campos verdes.

A pesar de su avanzada edad, Rosa seguía trabajando duro todos los días para mantener su hogar y alimentar a sus animales. Un día, mientras cuidaba a sus vacas en el campo, se encontró con un joven llamado Juan que estaba perdido.

Él le preguntó si podía ayudarlo a encontrar el camino de regreso al pueblo, y ella aceptó amablemente. "¿Estás bien? -preguntó Rosa preocupada-. No tienes buena cara. ""No me siento muy bien. Me duele mucho la cabeza", respondió Juan.

Rosa inmediatamente lo llevó a su casa para darle algo de comer y descansar. Le preparó un plato de sopa caliente y le ofreció una cama cómoda donde pudiera dormir tranquilo. "Muchas gracias por tu ayuda", dijo Juan cuando se sintió mejor-.

"¿Puedo hacer algo por ti?""Bueno -respondió Rosa-, hay algo que siempre quise hacer pero nunca pude: aprender a leer. "Juan sonrió al escucharlo e inmediatamente comenzó a enseñarle las letras del alfabeto.

Al principio fue difícil para Rosa entenderlas, pero poco a poco fue aprendiendo más y más cada día. A medida que pasaba el tiempo, la relación entre ellos se volvió cada vez más cercana.

Juan no solo le enseñaba a leer sino que también la ayudaba en las tareas del hogar y en el cuidado de sus animales. Un día, mientras estaban sentados juntos debajo del árbol del jardín, Rosa le confesó a Juan su gran sueño de viajar a la ciudad para conocer lugares nuevos y ver cosas diferentes.

"¡Eso es maravilloso! -exclamó Juan-. ¿Por qué no lo hacemos juntos?"Y así fue como decidieron emprender un viaje juntos hacia la ciudad. Fue una aventura emocionante para ambos, conociendo nuevas personas y lugares.

Pero también hubo momentos difíciles, como cuando se quedaron sin dinero y tuvieron que buscar trabajo en la ciudad. Con el tiempo, lograron conseguir empleos estables y ahorrar lo suficiente para regresar al pueblo de Rosa.

Allí, ella decidió abrir una pequeña biblioteca donde los niños del pueblo podían aprender a leer como ella había hecho. La biblioteca se convirtió en un lugar muy popular entre los habitantes del pueblo y pronto empezaron a llegar donaciones de libros de todas partes del país.

Rosa estaba muy feliz de haber cumplido su gran sueño gracias a la ayuda de Juan. Y él estaba feliz porque había encontrado en Rosa una amiga fiel e inspiradora que nunca dejaría de sorprenderlo con su determinación y coraje.

Así termina nuestra historia, con dos amigos que se ayudan mutuamente a alcanzar sus metas y descubrir nuevas aventuras.

FIN.

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