El Viaje de San Martín y Merceditas



En una pequeña villa llamada Yapeyú, donde el sol brillaba con fuerza y los pájaros cantaban alegres, vivía un joven llamado José de San Martín. Era un chico valiente que soñaba con un mundo donde todos fueran libres. Su mejor amiga, Merceditas, siempre estaba a su lado, llena de energía y con un brillo especial en sus ojos.

Una tarde, mientras jugaban en la plaza, San Martín se acercó a Merceditas y le dijo:

"Merceditas, ¿te imaginas cómo sería nuestra vida si todos pudieran elegir ser lo que quieran?"

"¡Sería maravilloso!" respondió ella, dando saltitos de emoción.

"¡Exactamente! Pero para que eso suceda, necesitamos luchar por nuestros ideales."

Merceditas miró a su amigo con curiosidad.

"¿Luchar? ¿Cómo iremos a luchar?"

"¡Construyendo un gran ejército de sueños!" dijo San Martín levantando el brazo con determinación.

Juntos, empezaron a pensar en cómo podrían reunir a los chicos del pueblo. Organizaron un gran evento en la plaza para contar sus ideas y convocar a todos los amiguitos. San Martín se puso de pie en un cajón de madera y con su voz potente dijo:

"¡Amigos! Hoy necesitamos unirnos para luchar por lo que creemos: libertad y amistad."

Los niños aplaudieron entusiasmados, uniendo sus ideas y haciendo planes para ayudar a los que más lo necesitaban. Después de varios días de preparación, decidieron que tenían que hacer algo significativo. ¡Así nació el 'Ejército de los Sueños'!

La primera batalla sería en el campo del pueblo, el lugar donde siempre jugaban. Pero esta no sería una batalla común, sino un juego muy especial donde los chicos tendrían que demostrar su amor y compromiso por la lucha.

Llegó el gran día. Todos se dividieron en dos equipos: los soldados de la libertad y los guardianes de los sueños. San Martín, con su gorra de papel y su bata de superhéroe, lideraba a los soldados de la libertad. Merceditas, con una corona de flores, guiaba a los guardianes de los sueños.

La batalla comenzó, y en vez de pelearse, se lanzaban bolas de papel llenas de mensajes de alegría y risas. Un niño gritó desde un rincón:

"¡Esta batalla es la mejor!"

"¡Estamos luchando con amor!" respondió otra, mientras todos reían y se ayudaban.

Sin embargo, en medio de la diversión, algunos niños de un pueblo cercano se acercaron con miradas tristes. Se dieron cuenta de que su juego estaba afectando a otros. San Martín, viéndolos, dijo:

"¡Alto! No podemos seguir jugando si hay alguien triste. ¿Qué les pasa?"

"No tenemos con qué jugar y queremos ser parte de esta diversión," dijeron con timidez.

Merceditas, con su buen corazón, se acercó y dijo:

"No hay problema, ¡compartamos nuestras cosas con ellos!"

"¡Sí, podemos jugar juntos!" gritó San Martín, animando a todos a invitar a los niños desconocidos a unirse.

Así fue como la batalla se transformó en una gran fiesta de unión. Al final del día, todos eran amigos, compartieron risas y dulces. San Martín comprendió que la verdadera lucha por los ideales no era solo una batalla, sino también un acto de amor y solidaridad.

Desde aquel día, el Ejército de los Sueños fue conocido como un grupo que fomentaba la amistad y la libertad en Yapeyú. Merceditas y San Martín lideraron muchas más aventuras, siempre buscando ayudar a quienes más lo necesitaban, mostrando a todos que el verdadero poder de una lucha radica en el amor y la unión entre las personas.

Y así, en el pequeño pueblo donde todo había comenzado, florecieron los ideales de libertad, amistad y esperanza, dejando una huella imborrable en los corazones de todos sus habitantes.

FIN.

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