El Viaje de Santi y Lila a Través del Tiempo



Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires, y dos amigos inseparables, Santi y Lila, se encontraban en el parque jugando al lado de un árbol gigantesco. De repente, encontraron un antiguo libro de historia entre las raíces. Al abrirlo, una luz brillante los envolvió y fueron transportados a un mundo lleno de aventuras.

- ¿Dónde estamos? - preguntó Lila, mirando alrededor con asombro.

- No lo sé, pero creo que es... ¡la prehistoria! - respondió Santi emocionado.

Se encontraron rodeados de pinturas rupestres en una cueva. Mientras observaban, un grupo de hombres y mujeres de la tribu estaban pintando animales en la pared.

- Mirá, Lila. Están comunicándose a través del arte. - dijo Santi.

- ¡Es increíble! - exclamó ella.

Después de un rato, un hombre se acercó a ellos y les explicó cómo usaban este medio para contar historias.

- ¡Vamos a hacer nuestra propia pintura! - sugirió Santi, buscando un trozo de tierra para hacer pigmento.

- ¡Sí! Pero primero… ¿dónde estarán nuestros padres? - Lila preguntó preocupada.

Al terminar su pintura, de pronto, una ráfaga de viento los envolvió nuevamente y fueron trasladados a una nueva época: un despejado campo donde unos vaqueros estaban encendiendo grandes hogueras. El humo danzaba en el aire.

- ¡Mirá! - gritó Lila.

- ¡Son señales de humo! - dijo Santi, recordando lo que había leído.

Los vaqueros se dieron cuenta de su presencia y los invitaron a acercarse.

- Enviamos mensajes a larga distancia por medio de estas señales, - les contó uno de los vaqueros. - Puedes ver cómo la distancia no es un problema si sabes cómo comunicarte.

- ¡Es asombroso! - dijo Lila.

Luego de aprender sobre el sistema de señales de humo, un nuevo giro los llevó a una época donde los caballos eran la clave para enviar mensajes. Se encontraron en un pequeño pueblo, donde un mensajero sostenía una carta.

- ¡Hola! - los saludó el mensajero. - Estoy llevando un mensaje a la ciudad. ¡Suban!

Santi y Lila montaron a caballo junto al mensajero.

- ¿Así que todavía no tenés teléfono, ni nada? - preguntó Lila curiosa.

- No, aquí usamos los caballos para acelerar todo, - respondió él mientras galopaba. - A veces nos toma días en llegar.

Una vez que llegaron a la ciudad, se despidieron del mensajero y, una vez más, la luz los envolvió.

- ¡Este lugar es raro! - gritó Santi cuando se dieron cuenta de que estaban en un taller lleno de cartas y equipos extraños.

- ¡Es una oficina de telegramas! - dijo Lila, emocionada.

Un hombre las saludó.

- Estoy enviando un telegrama en este momento. - explicó. - Con esto, puedo mandar mensajes cortos rápidamente.

- ¡Qué rápido! - exclamó Santi.

Después de que el hombre les mostrara el funcionamiento del telegrama, fueron transportados una vez más y se encontraron en una sala de estar con una gran televisión encendida.

- ¡Wow! - gritaron a la vez.

- La televisión ha cambiado todo. - explicó una señora. - Ahora puedo ver las noticias y programas desde la comodidad de mi hogar.

- ¡Esto es increíble! - dijo Lila mientras miraba un programa educativo.

Pero cuando pensaron que todo había terminado, una chispa de luz brilló nuevamente y los llevó a su presente.

- Santi, ¡tenemos tantas formas de comunicarnos hoy en día! - είπε Lila, mientras veían sus teléfonos.

- Sí, desde mensajes de texto hasta videollamadas. ¡Todo está al alcance de nuestra mano!

Entonces, se dieron cuenta de que habían aprendido mucho sobre la evolución de los medios de comunicación.

- Pero… ¿qué pasará mañana? - preguntó Lila.

- Con tecnología avanzando a pasos agigantados, creo que solo falta esperar para que el futuro nos sorprenda, - dijo Santi sonriendo.

Y mientras volvían a jugar bajo su árbol en el parque, sabía que su curiosidad no tenía límites, y aún había mucha historia por descubrir.

FIN.

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