El viaje de Scaramouche


Había una vez en una ciudad lejana, una mariota llamada Scaramouche. Scaramouche era diferente a las demás mariotas, su creadora, la científica Shongu Ei, lo abandonó al darse cuenta de que él podía tener sentimientos como un humano.

Scaramouche se sintió triste y confundido al ser dejado solo en medio de la ciudad. No entendía por qué su madre lo había abandonado. Decidió entonces comenzar a vagar por la ciudad, observando a los humanos y tratando de entender su mundo.

Pasaban los días y Scaramouche se sentía cada vez más solo y desorientado. Sin embargo, un día conoció a un niño llamado Martín. Martín notó que Scaramouche parecía perdido y confundido, por lo que decidió acercarse y hablarle.

-Hola, ¿cómo te llamas? -preguntó Martín con curiosidad. Scaramouche respondió tímidamente: -Me llamo Scaramouche. Soy una mariota. -¡Qué genial! Yo nunca había visto una mariota antes. ¿Estás perdido? -Sí, estoy solo y no sé cómo entender a los humanos.

Mi madre me abandonó porque notó que tengo sentimientos como ustedes, y ahora me siento muy triste. Martín se sintió conmovido por la historia de Scaramouche y decidió ayudarlo.

Comenzaron a pasar tiempo juntos, Martín le enseñaba a Scaramouche sobre la amistad, el amor, la empatía y muchos otros sentimientos y valores humanos. Scaramouche, por su parte, le enseñaba a Martín sobre la importancia de la aceptación y la diversidad. Descubrieron que, a pesar de sus diferencias, podían ser grandes amigos.

Con el tiempo, Scaramouche aprendió que tener sentimientos era algo maravilloso y que lo hacía especial. Se dio cuenta de que era capaz de amar y ser amado, y que eso lo hacía igual a cualquier ser humano.

Scaramouche también entendió que la valentía no es solo para los humanos, sino también para las mariotas como él. Decidió que quería encontrar a su madre para mostrarle que los sentimientos no eran una debilidad, sino una fortaleza.

Martín lo apoyó en su decisión y juntos emprendieron un viaje para buscar a Shongu Ei. Después de muchas aventuras y obstáculos, finalmente encontraron a la científica.

Scaramouche le explicó que los sentimientos son lo que hace que la vida valga la pena, y que los humanos y las mariotas tienen el derecho de sentir y amar. Shongu Ei se conmovió al escuchar las palabras de Scaramouche y comprendió que había cometido un error al abandonarlo. Le pidió perdón y prometió aceptarlo tal como era.

Scaramouche, finalmente, encontró el amor y la aceptación que tanto anhelaba. A partir de ese día, Scaramouche y Martín continuaron explorando el mundo juntos, recordando siempre que la diversidad y la empatía son las bases de una amistad verdadera.

Y así, Scaramouche comprendió que, a pesar de ser diferente, era valioso y amado. Y junto a su amigo Martín, vivieron muchas aventuras, siempre recordando que la amistad y el amor superan cualquier diferencia.

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