El Viaje de Sofía
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una niña llamada Sofía. Había sido un año difícil para ella, después de perder a su papá. Todos los días, Sofía miraba al cielo, esperando que una estrella fugaz le trajera un mensaje de él.
Un día, mientras jugaba en el jardín, encontró una llave dorada que brillaba bajo el sol. Intrigada, Sofía la recogió y, de repente, un destello de luz la envolvió. Cuando se desvaneció, se encontraba en un bosque mágico lleno de árboles que hablaban y flores que cantaban.
"¿Dónde estoy?" - preguntó Sofía, mirando a su alrededor.
Un árbol gigante, con una voz profunda y amable, respondió: "Estás en el Bosque de las Transformaciones. Aquí, todo lo que has perdido puede renacer en nuevas formas."
Sofía sonrió, emocionada de escuchar esas palabras. "¿Cómo puedo ver a mi papá de nuevo?" - inquirió con esperanza.
"Sigue el camino de las Estrellas Brillantes," - dijo el árbol, señalando un sendero iluminado. "Pero recuerda, no todos los caminos son como parecen."
Determined, Sofía comenzó su aventura. A medida que avanzaba, se encontró con un lago que reflejaba las estrellas, y una sirena llamada Marisol emergió de las aguas.
"Hola, Sofía. Te he estado esperando. ¿Buscas a alguien especial?" - preguntó Marisol, con una voz melodiosa.
"Sí, quiero volver a ver a mi papá. Encontré esta llave y un árbol me dijo que aquí todo se transforma" - explicó Sofía, mostrando la llave.
"El amor jamás desaparece. Solo se transforma. Si quieres sentirlo de nuevo, deberás aprender a ver en todo lo que te rodea" - dijo Marisol, sonriendo.
Intrigada, Sofía siguió su camino, y pronto se encontró con un grupo de animales que estaban organizando una fiesta.
"¡Te invito a nuestra fiesta!" - dijo un conejo saltarín. "Todos estamos aquí porque amamos la música y la danza."
Sofía se unió a ellos, y mientras bailaban, de repente recordó las historias que su papá solía contarle.
"Él siempre decía que los recuerdos son tesoros que guardamos en el corazón," - murmuró, con una sonrisa nostálgica.
La noche continuó, llena de risas y canciones, y Sofía empezó a sentir la calidez del amor que nunca había desaparecido. Justo cuando se sentía más feliz, un viento suave sopló, llevando consigo una melodía familiar.
"¿Escuchan eso?" - preguntó una ardilla curiosa.
"Sí, parece la voz de tu papá," - dijo Marisol, guiando a Sofía hacia el lago. Allí, las estrellas comenzaron a brillar con más fuerza.
Justo cuando Sofía estaba a punto de rendirse en su búsqueda, el reflejo en el agua formó la imagen de su papá, sonriendo.
"Sofía, mi pequeña estrella, nunca estaré lejos. Siempre estaré contigo en cada recuerdo, en cada rayo de sol, en cada viento de la tarde" - dijo su papá, su voz resonando como un eco de amor.
"¡Papá!" - exclamó Sofía, sintiendo una mezcla de alegría y tristeza.
"Recuerda, Sofía, el amor no se pierde. Se transforma y se queda con nosotros siempre. Sigue viviendo y amando, y yo estaré a tu lado" - dijo su papá antes de desvanecerse.
Con lágrimas en los ojos, pero un corazón lleno de amor, Sofía comprendió que aunque su papá no estaba físicamente presente, siempre podría encontrarlo en los pequeños momentos de la vida.
"Gracias, Marisol. Gracias, árbol sabio. Gracias, amigos del bosque. Hoy aprendí que el amor perdura y se transforma" - expresó Sofía, sintiéndose plena.
Cuando regresó a casa, cada estrella en el cielo brillaba un poco más, y Sofía ya no sentía vacío en su corazón.
Porque el amor, como la magia, siempre encuentra la manera de estar presente.
FIN.