El Viaje de Sofía



Era el día tan esperado. Sofía despertó con una mezcla de emoción y curiosidad. Miró a su alrededor, todo estaba decorado con globos y serpentinas de colores. En la mesa había un gran pastel que decía: ¡Feliz Cumpleaños! Pero había algo más en el aire, algo que parecía hacer brillar los ojos de sus padres.

-Sofía, ¡feliz cumpleaños! -dijo su mamá mientras abrazaba a su hija.

-¡Gracias, mamá! -respondió Sofía entusiasmada, buscando en su cara alguna pista que le revelara su sorpresa.

-Por fin, ha llegado el momento -intervino su papá con una sonrisa que iluminaba toda la habitación.

-¿Qué momento? -preguntó Sofía, sin entender del todo.

-Tu mamá y yo hemos estado ahorrando para que puedas conocer el lugar del que siempre has soñado: ¡el Parque Nacional de Iguazú! -dijo su papá, con un brillo especial en sus ojos.

-¿De verdad? -exclamó Sofía, llena de felicidad. Miró a sus padres con lágrimas de alegría - No puedo creerlo.

La familia vivía en un pequeño pueblo y Sofía siempre había soñado con visitar las majestuosas cataratas de Iguazú. Había leído libros y visto documentales, así que este viaje significaba mucho más que solo un paseo; era un sueño hecho realidad.

Sin embargo, el viaje no sería tan sencillo. En el aeropuerto, mientras esperaban abordar el avión, un anuncio interrumpió sus pensamientos:

-Lamentamos informar que el vuelo a Iguazú ha sido cancelado debido a condiciones climáticas adversas -anunció una voz en el altavoz.

-¡No! -gritó Sofía, sintiéndose desilusionada. Sus padres la rodearon.

-No te preocupes, hija. Lo resolveremos. -dijo su madre, tratando de consolarla.

Tras discutir las opciones, decidieron viajar en tren hasta un pueblo cercano y luego tomar un autobús hacia Iguazú. Aunque sería un viaje más largo, la emoción de estar en camino ayudó a Sofía a olvidar la decepción inicial.

Durante el viaje, Sofía se entretuvo observando el paisaje, tomando fotos y hablando con otros viajeros. Se dio cuenta de que el viaje en sí estaba siendo una aventura increíble.

-¡Mira eso! -señaló una enorme granja de vacas a través de la ventana. -Quiero ser fotógrafa. ¡Esto es hermoso!

-Mientras sea algo que te apasione, ¡lo apoyaré! -dijo su papá, orgulloso de su hija.

Finalmente, después de varias horas, llegaron a la entrada del Parque Nacional de Iguazú. Sofía apenas pudo contener la emoción al escuchar el rugido de las cataratas.

-¡Allí están! -gritó mientras corría hacia el borde de la cascada. El agua caía con una fuerza impresionante, creando un arco iris en el aire.

Al estar frente a las cataratas, se sintió pequeña, pero también poderosa por estar viviendo un momento tan mágico. Se tomó muchas fotos, riendo y disfrutando de cada rincón del lugar.

Sin embargo, en un momento de distracción, se dio cuenta de que había perdido su billetera. Sin panico, su papá la ayudó a buscar, pero no había rastro.

-¿Qué haré? -preguntó Sofía angustiada.

-Cálmate, cariño, vamos a la administración y vemos qué podemos hacer -dijo su mamá, con voz tranquilizadora.

Cuando llegaron a la oficina de atención al visitante, una amable trabajadora escuchó su situación.

-¡Oh! La he visto. Alguien la entregó aquí. -dijo la mujer, sonriendo. Sofía no podía creer su suerte.

-¡Gracias, gracias! -exclamó mientras abrazaba a sus padres. Ellos sonrieron, muy felices de ver a su hija tan emocionada.

Con la billetera de vuelta en sus manos, Sofía se sintió más agradecida que nunca. El viaje significó mucho más que conocer las cataratas. Le enseñó la importancia de mantener la calma en situaciones difíciles y que siempre, siempre hay una solución.

Cuando regresaron a casa, Sofía decidió que quería compartir su experiencia. Organizó una pequeña exposición de fotos sobre su viaje a Iguazú y habló en su escuela sobre sus aprendizajes. -Nunca dejen de perseguir sus sueños -les dijo a sus compañeros. -Y si algún día algo se interpone en su camino, busquen ayuda y mantengan la esperanza.

Con esa enseñanza, sus amigos prometieron juntos hacer un viaje en grupo, todos unidos, persiguiendo sus propias aventuras.

FIN.

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