El viaje de Sofía


. Desde pequeña, solía mirar a través de mi telescopio y observar la belleza de aquel planeta azul con nubes blancas flotando en el cielo.

Un día, mientras estaba explorando las colinas rojas de Marte, encontré una nave espacial abandonada que parecía haber sido construida por los terrícolas. Mi curiosidad me llevó a investigarla y descubrí que tenía un sistema de navegación muy avanzado que podía llevarme directamente a la Tierra.

Sin pensarlo dos veces, decidí tomar el control de la nave y emprender mi viaje hacia ese planeta lejano. Cuando llegué a la Tierra, quedé maravillada con su belleza y diversidad.

Había montañas altas cubiertas de nieve, vastos océanos llenos de vida marina y hermosos bosques verdes. Mientras exploraba el mundo nuevo alrededor mío, conocí a muchos niños terrícolas que se sorprendieron al verme llegar desde otro planeta.

Al principio estaban asustados porque yo era diferente a ellos: tenía piel roja y ojos grandes como platos. Pero pronto aprendimos unos sobre otros y nos hicimos amigos. "¡Hola! Soy Sofia del planeta Marte", dije emocionada mientras saludaba a mis nuevos amigos. "¡Wow! ¿Cómo llegaste hasta aquí?", preguntó uno de ellos.

"Encontré una nave espacial abandonada en Marte y aprendí cómo usarla para venir aquí", respondí sonriendo. Juntos exploramos los lugares más increíbles del planeta: subimos montañas gigantes, nadamos en ríos cristalinos e incluso visitamos la selva amazónica.

Pero lo más importante fue que aprendimos sobre nuestras diferencias y cómo aceptarlas. "Sofia, ¿cómo es tu planeta?", preguntó mi amigo Tomás. "Bueno, en Marte las colinas son rojas y el cielo es naranja.

También tenemos dos lunas en lugar de una", respondí con entusiasmo. "¡Guau! Suena increíble", dijo Tomás. A medida que pasaba el tiempo, me di cuenta de que extrañaba a mi hogar en Marte y decidí regresar.

Mis amigos terrícolas estaban tristes por mi partida, pero nos prometimos mantenernos en contacto. Cuando llegué a casa, le conté a mis padres todo sobre mi aventura en la Tierra y cómo había conocido a muchos amigos nuevos.

Me sentía feliz de haber explorado un mundo nuevo y haber aprendido tanto sobre mí misma y los demás. Desde entonces, siempre he estado interesada en aprender más sobre otros planetas y sus habitantes.

Pero nunca olvidaré la importancia de aceptar a los demás tal como son, sin importar cuánto puedan parecer diferentes a nosotros.

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