El Viaje de Sofía



Era una mañana soleada en el colegio San Gabriel, un lugar donde las chicas aprendían sobre matemáticas, ciencias y también sobre ser buenas amigas. Entre ellas estaba Sofía, una niña llena de energía y creatividad. Sin embargo, había algo que a veces le hacía difícil concentrarse en clase.

En su primer día de secundaria, Sofía llegó emocionada y un poco nerviosa. Mientras caminaba por el pasillo, se encontró con una grupito de chicas que charlaban.

"¡Hola! Soy Sofía, estoy en primer año de secundaria. ¿Qué tal?" - dijo sonriente.

"¡Hola! Yo soy Clara y estas son mis amigas, Valeria y Anabel. ¡Bienvenida!" - respondió Clara con entusiasmo.

A los pocos días, Sofía se dio cuenta de que su cabeza a menudo se llenaba de mil ideas a la vez y le costaba seguir el ritmo de la clase. Un día, la profesora de matemáticas, la señora Gómez, se acercó a ella cuando la vio mirando por la ventana.

"Sofía, ¿estás con nosotros?" - preguntó la señora Gómez.

"Sí, sí... solo que estaba pensando en cómo haría un proyecto sobre planetas. ¡Son tan interesantes!" - dijo Sofía, moviendo sus manos como si dibujara un planeta en el aire.

La profesora sonrió.

"Entiendo. A veces es difícil concentrarse. Pero recuerda que aquí estamos para ayudarte. ¿Has pensado en compartir tus ideas con tus compañeras?"

Sofía se sintió un poco aliviada, y así fue como decidió hablar con sus amigas sobre su proyecto.

"Chicas, ¿les gustaría ayudarme con un proyecto sobre el sistema solar?" - les preguntó una tarde en el patio.

"¡Sí! Eso suena genial, Sofía. Podemos hacer carteles y una presentación" - respondió Valeria.

"Y podemos hacer maquetas de los planetas con arcilla. Eso será divertido!" - agregó Anabel.

Sofía se sintió feliz de ver que sus ideas podían ser compartidas y que podía contar con sus amigas. Sin embargo, durante uno de los ensayos, Sofía se distrajo nuevamente, empezando a hablar sobre una idea completamente diferente.

"Chicas, ¿sabían que las estrellas fugaces son realmente asteroides? Y..." - comenzó a contar, pero Clara la interrumpió.

"Sofía, nos estamos desviando del tema. Necesitamos enfocarnos en el proyecto" - le dijo Clara con una mirada un poco seria.

Sofía sintió que su entusiasmo se apagaba un poco. ¿Por qué no podía concentrarse como ella quería?

Después del ensayo, decidió hablar con la señora Gómez nuevamente.

"Señora, a veces siento que tengo mil cosas en la cabeza y no puedo concentrarme. Quiero hacer bien el proyecto, pero..." - Sofía suspiró profundamente.

La señora Gómez la miró tiernamente.

"Sofía, cada uno de nosotros tiene un estilo de aprendizaje. Algunos necesitan más tiempo o diferentes maneras de organizarnos. Tal vez podrías escribir tus ideas en un papel primero y luego compartirlas. ¿Qué te parece?"

Sofía sintió que una luz se encendía en su interior. Tal vez no necesitaba dejar de pensar en todas las cosas que amaba, solo necesitaba un pequeño truco.

Así que, con la ayuda de sus amigas, comenzó a anotar sus ideas, y poco a poco, su proyecto fue tomando forma. Finalmente, llegó el día de la presentación. Sofía se sentía nerviosa, pero al mismo tiempo lista para mostrar todo lo que habían trabajado.

"Hoy, nuestro grupo les presentará sobre el sistema solar. ¡Espero que les guste!" - comenzó Sofía, sintiendo la mirada de apoyo de sus amigas.

A medida que hablaba, su energía se notaba y las chicas la ayudaban a pasar de un tema a otro. Cuando terminaron, la señora Gómez aplaudió entusiasmada.

"¡Excelente presentación, chicas! Sofía, ¡una gran iniciativa!" - le dijo la profesora, haciendo que Sofía sonriera de oreja a oreja.

Después de aquel día, Sofía se dio cuenta de que cada vez que sentía que su mente divagaba, podía utilizar su papel y lápiz para organizar sus ideas. También aprendió que su diferencia no era un problema, sino solo una manera diferente de ser.

"¡Gracias, chicas! Ustedes son las mejores amigas" - exclamó Sofía al finalizar el día, abrazando a Clara, Valeria y Anabel.

"Y tú, Sofía, eres una líder increíble. ¡Qué bueno que has encontrado la manera de mostrar todas tus ideas!" - le respondió Clara.

Así, Sofía siguió aprendiendo y creciendo, fuerte, creativa y siempre lista para compartir su mundo lleno de estrellas y planetas. Y a la vez, sus amigas aprendieron que cada diferencia es lo que hace especial a cada persona.

El viaje de Sofía no se detuvo ahí; cada día era una nueva aventura, frente a una clase lista para aprender y brillar, como ella siempre soñó.

FIN.

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